La opinión de Paloma Pedrero

La sonrisa del futuro

Nuestra llamada “generación de cristal”, los flojos, los mimados, los cansados… está dando una lección a sus acusadores

Paloma Pedrero
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Miles de voluntarios llevan organizándose desde el principio de la DANA en ayuda de las víctimas. Y ahí siguen. Es alentador ver a tantos con sus cubos, sus palas, sus barrederas, sus canciones, sus mochilas cargadas de solidaridad. Llegan serios y tristes, como nos sentimos todos, regresan satisfechos y sonrientes, como yo me sentiría si pudiese estar ahí con una escoba. Veo las imágenes y pienso lo grandes que somos a veces los “sin poder.” Porque los poderosos han demostrado de nuevo su falta de habilidad e inteligencia a la hora de actuar. Pasó con la pandemia, dejamos de confiar. Y una pequeña parte de esta tragedia tiene que ver con esa desconfianza brutal que tenemos en los políticos y las instituciones. Actuaron, actúan y actuarán tarde y mal en Valencia. Pero, además, los afectados tampoco les creyeron el día aciago. Cuando no hay confianza, cuando las autoridades se equivocan tanto y están tan lejos del pueblo, el pueblo no acata. Y da igual el color político de los mandatarios, andan todos tan obsesionados con aferrarse al poder ciego, que han pervertido su función, la de servir a los ciudadanos de su país. La gente ávida de poder, si es que tuvo ideales, cuando llega a la poltrona pasa de la inspiración a la conspiración. Y así les pilló el desastre.

Pero, ahí está la gente corriente para llegar hasta las casas derruidas, para retirar coches empantanados, para aliviar a los abatidos. Son impactantes los comentarios de las víctimas. Elijo el de María escrito en las redes: “Gracias, gracias, gracias. Soy de la zona cero. Seguimos cansados, tocados psicológicamente. Seguimos retirando basuras, lodos. Es insalubre, todo el día en el fango, el agua no se ve clara. Chicos, chicas, no dejéis de venir necesitamos vuestras manos y sonrisas. Mil gracias”.

Nuestra llamada “generación de cristal”, los flojos, los mimados, los cansados… está dando una lección a sus acusadores, demostrando que, cuando es necesario, sacan la mejor fuerza. Gracias, queridos, sois la sonrisa del futuro.