Redes sociales
«Chica, eres fea ... Es lo que hay»
El «boom» de los mensajes anónimos dispara los conflictos en centros catalanes. La Fundación Protégeles alerta de que registra al menos un caso de ciberacoso cada día
El «boom» de los mensajes anónimos dispara los conflictos en centros catalanes. La Fundación Protégeles alerta de que registra al menos un caso de ciberacoso cada día
«Dennis le ha puesto los cuernos a la mayoría de sus novias»; «Marta, por favor, deja de poner preguntas de ti misma, que das puta pena. Chica, eres fea...Es lo que hay»; «A juanito su novia le ha vuelto a poner los cuernos otra vez, ¡¡¡pobrecillo!!! Su actual novia, Susana, es una puta que calienta a todos»; «las más santas y las que se hacen las difíciles son las que más calientan a los tíos y en ese colegio hay muchas». Son algunos de los comentarios vejatorios, rumores, cotilleos, algunos de un tono más subido –que omitimos–, entre alumnos de dos colegios madrileños que pueden leerse en foros públicos, o bien a través de otras aplicaciones de moda, como «Gossip», o «Informer», esta última más usada entre universitarios, hasta el punto del «ciberbullying», la nueva forma de acoso escolar basado en el uso de nuevas tecnologías que se ha convertido en una de las formas más extendidas de intimidación.
El caso de los mensajes citados al comienzo de la información acabó convirtiéndose en un cruce de insultos, acusaciones, amenazas... entre alumnos de dos centros de las afueras de Madrid, uno público y otro concertado, que la Fundación Protégeles decidió ayer mismo poner en manos de la Policía después de constatar que los alumnos habían concertado un encuentro ayer por la noche en un punto concreto para «arreglar» a su manera las diferencias. El desencadenante fue un «ciberenfrentamiento» entre los estudiantes de uno de los centros, que comenzaron arremetiendo contra las chicas del otro colegio y, al final, fueron los chicos del centro agraviado los que decidieron «responder» a los ultrajes.
«Estamos asistiendo a una normalización del acoso a través de las redes sociales, y lo que a veces comienza como una broma entre unos cuantos amigos acaba extendiéndose a otros alumnos que pueden desconocer a la persona de la que se habla, pero también contribuyen al insulto y todo acaba derivando en una situación de acoso y enfrentamiento», explica Guillermo Cánovas, presidente de la Fundación Protégeles. El «ciberbullying», de hecho, es un fenómeno que está creciendo de manera imparable hasta el punto de que Protégeles recibe al menos una denuncia al día sobre algún caso que se produce en España. «Muchos de los jóvenes se amparan en el anonimato para hacer comentarios vejatorios, pero en internet siempre queda rastro de todo lo que haces y dices», explica Cánovas. De hecho, «la red está facilitando que estas situaciones de acoso se reproduzcan y que, a su vez, se pueda identificar a las personas que cometen estos actos». ¿Pero por qué hay adolescentes que no se atreverían a realizar comentarios insultantes, obscenos y hasta amenazantes cara a cara no escatiman palabras en internet? «Por la falta de educación sobre las consecuencias de la mala utilización de la red, que consideran que es un entorno distinto», añade Cánovas.
La aplicación para iPhone «Gossip» ha obligado a los 19 centros concertados de la Escuela Pía de Cataluña, en la que estudian alrededor de 20.000 alumnos, a activar su protocolo de protección de menores al dispararse en la última quincena los conflictos entre alumnos de Secundaria de sus centros a causa de los insultos y vejaciones anónimas que aparecen en esta aplicación. «Son comentarios con contenidos que han herido a sus compañeros al decir, por ejemplo, que un alumno de clase es homosexual, aunque también hay otros comentarios que insultan a los profesores y critican a la escuela y la dirección del centro», explicó a Ep el secretario general de Escuela Pía, Joan Vila.
Y eso que esta institución viene desarrollando charlas informativas para padres y alumnos sobre el comportamiento en internet para evitar el uso indebido de las nuevas tecnologías, según explicó el secretario general de Escuela Cristiana de Cataluña, Carles Armengol.
Ayer, hasta la consejera de Educación de la Generalitat, Irene Rigau, alertó del «boom» de las páginas de mensajes anónimos y cuestionó la edad en la que los menores usan la aplicación Gossip o el uso que se hace de plataformas como «Informer», en la red social Facebook, esta última de reciente creación. «Si llega un momento en el que la sociedad encuentra normal la calumnia y la infamia estamos perdidos», dijo.
De momento, la escuela Pía ya ha puesto en alerta a las familias sobre lo ocurrido y ha pedido su colaboración. También ha puesto en marcha tutorías y charlas para que los adolescentes tomen conciencia de los perjucios que se ocasionan con estas herramientas, ya que pueden llevar a cometer actos que están tipificadas penalmente.
«El acoso antes quedaba en el aula, en el autobús escolar...Pero desde hace dos años se ha agravado. El ciberacoso nos ha estallado en la cara y perpetúa el daño a la víctima», se lamenta Luis Esterabanz, de la Fundación ANAR.
Veintiún golpes en sólo un minuto
Las redes sociales y los programas de mensajería instantánea han marcado un punto de inflexión en el desarrollo del ciberacoso, una de las formas de intimidación que gana terreno en todo el mundo. De hecho, puede tener un efecto más pernicioso del que se practica en persona. Son muchos los casos que han saltado a los medios de comunicación después de reiteradas denuncias. Un ejemplo es el caso dado a conocer en 2006 por los padres de un niño del colegio Suizo de Madrid. El centro permitió durante dos años las agresiones al menor de un grupo de compañeros, que grabaron en vídeo, dentro de la clase, los 21 golpes que recibió el niño en un sólo minuto (abajo, a la izquierda). Otro caso alarmante fue el ocurrido en 2005 a una joven de 16 años del Colegio Sagrada Familia de Elda (Alicante). La menor se lanzó al vacío desde un puente después de sufrir agresiones por un grupo de compañeras, aunque sus padres habían denunciado el caso ante la Policía. Muchas de las agresiones se difunden sin reparo por las redes sociales.
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