Jubilación
Un 20 por ciento menos de matrimonios en una década
La crisis retrasa las uniones hasta cumplir los 34 años. Más de 168.000 españoles pasan por el altar o el juzgado
En 2002, la edad media era de 30,7 años. Diez años después, la edad pasaba a los 34,55 años: 36,2 años en el caso de ellos y 33 años en lo que respecta a ellas. Los españoles se casan cada vez más tarde. Y cada vez menos. Los últimos datos del INE resultan esclarecedores. Es cierto que en 2012, último año del que se tiene registro, se contabilizó por primera vez un repunte que no se producía desde 2004: 168.835 uniones, un 3,7% más respecto al año anterior. Con todo, parece un espejismo. Si comparamos los datos respecto a una década antes, un 20,2% de parejas menos pasan por el altar o por el juzgado.
¿Qué hay detrás de estas cifras? ¿Menos afán por comprometerse, dificultades económicas, una falta de fe en la institución matrimonial o una mezcla de factores?
«Cada vez la gente vive más sola. Por dos cuestiones: hay un aumento en el número de personas mayores y más jovenes optan por vivir como pareja de hecho y no registrarse como matrimonio», explica Eduardo Hertfelder, presidente del Instituto de Política Familiar (IPF). Pero en este nuevo paisaje, la situación económica no se ha quedado al margen.
En casa con los padres
«La crisis ha acentuado este descenso. Ha provocado que las parejas jóvenes tarden más en casarse. Ante la temporalidad y precariedad de sus empleos, o siguen viviendo en casa de sus padres o, como mucho, se van a vivir juntos pero sin intención de estabilizarse. Te encuentras a muchas parejas que empiezan a vivir juntas a los 27 años y que, a lo mejor, no contraen matrimonio hasta los 32», explica el responsable del IPF.
Herftfelder subraya además el hecho de que el crecimiento en el número de la población no ha sido proporcional al de los matrimonios. Aunque podría pensarse que un aumento de la población repercutiría en un mayor número de uniones, finalmente no ha sido así. Actualmente, hay 21 millones de casados en nuestro país frente a 12, 1 millones de solteros. Pero hay una tercera franja que «pega» fuerte en los últimos años: los divorciados y separados, que, con 2,1 millones de personas, suponen ya el 8% de la población. Según Hertfelder, hay un punto de inflexión para entender el cambio de pauta en la convivencia familiar: la ley del divorcio exprés aprobada por el Gobierno socialista en 2005, que agilizó los trámites de divorcio y, efectivamente, supuso un ascenso en el número de rupturas, con una subida del 53, 7%. «Esta ley prácticamente eliminó la separación matrimonial: en la actualidad, más del 90% de rupturas son divorcios, y el resto separaciones. Antes era un 30% de divorcios y un 60% separaciones. En la separación no se rompe el vínculo conyugal, sino el convivencial. En el divorcio, se rompen los dos», explica Hertfelder.
¿Civil o religioso?
¿Qué peso tiene hoy el matrimonio, civil o religioso, entre los jóvenes? Desde el IPF señalan algunas percepciones.
«La sociedad en general no le da mayor importancia a casarse por lo civil o por lo religioso. Es más una tradición o un compromiso social. Pero el que tiene una conciencia religiosa sí se casa más comprometido ahora que antes, sabiendo mucho más lo que está haciendo». Los datos indican que dos de cada tres enlaces son civiles. De hecho, la estadística del INE reflejó un aumento de estos últimos en un 8,7%.
Con todo, Hertfelder considera que «este declive ha tocado fondo». Y no será por razones sociológicas, sino demográficas
«Va a haber menos inmigración. Y al disminuir la población, subirá la tasa de matrimonios por cada 1.000 habitantes», augura.
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