Guadalupe
Un perturbado mata a su madre a martillazos y se entrega
Llamó a la Policía y los esperó en el domicilio familiar, en el barrio de Salamanca, junto al cadáver, que yacía en la cama con múltiples golpes en la cabeza
Eran las 8:45 de la mañana de ayer cuando la Policía recibió una llamada de un hombre que confesaba haber matado a su madre. El hombre dio todo tipo de detalles del suceso, incluida la dirección de la vivienda familiar en el distrito de Salamanca, lo que permitió a los agentes y a efectivos del Summa personarse a los pocos minutos y ya con una UVI móvil en el número 8 de la calle Lumbia. Fernando Luis Ucin Jarne, de 46 años, no había mentido.
Recibió a los agentes y al personal sanitario en la casa, donde su madre, de 72 años, se encontraba en su cama, boca arriba y con múltiples golpes en la cabeza y la cara, que desde el principio pudo comprobarse que se habían realizado con un objeto muy contundente: un martillo. La mujer había muerto desangrada por lo que no hubo posibilidad de recuperación, según explicó Javier Chivite, portavoz de Emergencias 112, con lo que los efectivos sólo pudieron certificar su fallecimiento y esperar al levantamiento del cadáver que se producía unas horas después para trasladarlo al Anatómico Forense ante el asombro de los vecinos del barrio de Salamanca que se agolpaban en la puerta del bloque de pisos.
Fernando Luis era detenido por la Policía Nacional en el mismo domicilio y trasladado a dependencias policiales. No tenía antecedentes y, según las primeras averiguaciones, padecía algún tipo de trastorno mental.
Según afirmaron algunos vecinos, la señora, a la que la conocían en el barrio porque vivía allí «de toda la vida», había estado enferma y aún no se había recuperado del todo por lo que últimamente salía menos a la calle.
Su marido hacía un tiempo que había ingresado en una residencia y algunas de las personas que se acercaron al número 8 de la calle Lumbia de la capital aseguraron que el matrimonio tenía otro hijo que ya no vivía en el domicilio familiar, por lo que parece la mujer y su hijo convivían solos en la vivienda desde hacía poco tiempo.
Los precedentes
A principios del mes de julio se producía el último caso de parricidio «clásico» –la muerte de los padres a manos de su hijo– en Villajoyosa, una localidad alicantina. Un hombre natural de Guadalupe, de 37 años, incendió la casa en la que en ese momento estaban su madre, su hijo y la hija de su ex pareja, muriendo todos dentro, ya que puertas y ventanas habían sido cerradas desde dentro. En Madrid, el último caso de parricidio se produjo en febrero de este mismo año. Un joven de 25 años acabó con la vida de su madre en su domicilio, en Pozuelo de Alarcón. Fueron unas vecinas las que llamaron a la Policía, no obstante, al igual que en el caso de ayer, el chico se encontraba en el domicilio, junto al cadáver, cuando llegaron los agentes. Al parecer, en este caso, el joven había estado recientemente en un centro de desintoxicación, según explicaron algunos vecinos.
Un hombre «raro pero simpático»
Los vecinos del número 8 de la calle Lumbia se mostraron ayer muy sorprendidos por el suceso. Todos ellos conocían a la familia Ucin Jarne, que al parecer vivía en este bloque de pisos del barrio de Salamanca de toda la vida. Y la gran mayoría coincidía en señalar que el hijo, detenido por la Policía Nacional tras confesar que había matado a su madre, era un hombre con problemas mentales: «Raro, pero simpático», aseguró una joven a Europa Press. Otros afirmaron que no era muy hablador pero nunca hubieran imaginado que fuera capaz de protagonizar un suceso como el de ayer.
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