Parque temático
Un ojo de cristal que nadie reclamó, lo más raro perdido en un parque de ocio
Un día en familia en un parque de ocio es garantía de diversión y buenos recuerdos a partes iguales, sin embargo, en ocasiones regresamos a casa con algo menos. Un muñeco, las gafas de sol o la toalla preferida del pequeño son algunos de los objetos que habitualmente se pierden en este tipo de centros.
La empresa de ocio Aspro Parks ha elaborado un ranking con los objetos que más se pierden en algunos de sus parques, recordando sus mejores anécdotas de los últimos años.A la cabeza de este especial listado se encuentran los teléfonos móviles. El lugar donde suelen quedar olvidados con mayor facilidad suele ser la zona de cafetería y las gradas en las que los visitantes disfrutan de los espectáculos de animales y aprovechan para sacar todo tipo de vídeos y fotografías.
“La mayoría de las personas que pierde su smartphone viene a reclamarlo. En más de una ocasión nos hemos encontrado con visitantes llorando, que se llevan una gran alegría al descubrir que lo teníamos guardado. Nos dan las gracias un millón de veces”, ha comentado Jordi Inglés, director de L’Aquarium de Barcelona.
En los parques acuáticos las chanclas son uno de los objetos que con mayor frecuencia acaban en la oficina de objetos perdidos. “Los visitantes muchas veces olvidan sus zapatillas junto a las atracciones, por eso las guardamos siempre, no queremos que se vayan descalzos a casa”, explica Ernesto Delgado, director de Aqualand Costa Adeje en Tenerife.
Sin embargo, no son sólo objetos cotidianos los que los empleados de Aspro Parks encuentran temporada tras temporada en sus instalaciones. Existen otros tan llamativos como el ojo de cristal que descubrieron hace ya unos años en Aqualand Costa Adeje. Según cuentan, se descubrió en una de las piscinas, pero nadie ha llegado nunca a reclamarlo. En la misma línea se encuentra el aparato dental que se descubrió en Aqualand Maspalomas y que quedó en el olvido por parte de su propietario.
Otros elementos que han llegado a encontrarse los empleados de los parques son sacos de dormir, diccionarios, cubos de playa o incluso postales escritas que nunca llegaron a su destino. Sea cual sea la naturaleza de estos objetos, siempre se conservan durante un periodo máximo de cinco años, excepto las carteras y monederos, que se entregan a las autoridades pertinentes.
Es lógico que en el día de risas y buena compañía nos olvidemos de volver la vista atrás para despedirnos de una jornada inolvidable y ya de paso comprobar que no hemos olvidado nada, pero visto lo visto más nos vale echar un vistazo a lo que llevamos en la mochila. Mientras tanto, Aspro Parks se encargará de que la próxima visita vuelva a ser un éxito.
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