Sevilla
Una cadena de errores en un hospital público de Sevilla deja a una pequeña con una discapacidad del 80%
Un juzgado de Madrid reconoce la mayor indemnización de España en negligencias médicas: 4,2 millones de euros
Esta madre no se podía ni imaginar cómo el que debía ser uno de los días más felices de su vida iba a ser trastocado por un cúmulo de errores médicos que iban a poner en peligro la vida de su hija durante el parto
Esta madre no se podía ni imaginar cómo el que debía ser uno de los días más felices de su vida iba a ser trastocado por un cúmulo de errores médicos que iban a poner en peligro la vida de su hija durante el parto. Fruto de ellas, la menor sufre parálisis cerebral, una discapacidad al 80%, epilepsia y ceguera.
Los hechos ocurrieron en 2015 en un hospital público de Sevilla, “uno de los que hospitales que si no el más denunciado, es uno de los más denunciados de Andalucía”, precisó Carmen Flores, presidenta de la Asociación El Defensor del Paciente. El Juzgado de Primera Instancia número 21 de Madrid le ha dado la razón y les ha reconocido la mayor indemnización de la historia de las negligencias médicas de España: 4,2 millones de euros (incluidas costas y demás), según explicó Álvaro Sardinero, abogado de familia y de la Asociación El Defensor del Paciente.
En concreto, la aseguradora Zúrich deberá indemnizar con 2,7 millones de euros a la pequeña, afectada de graves secuelas ocasionadas por varios errores médicos. El resto, hasta los 4,2 millones, deberá ser abonado por el Servicio Andaluz de Salud en un procedimiento independiente. En la sentencia, a la que cabe recurso, el juzgado reconoce que la falta de control del parto, la ausencia de toma del pH de calota y la demora en la identificación desencadenaron las graves secuelas que sufre la pequeña: parálisis cerebral, tetraparesia grave, retraso psicomotor y ceguera.
Pero ni todo el oro del mundo serviría para indemnizar realmente a esta familia por los daños sufridos de por vida.
Esta madre quiere que lo que le hicieron a su hija se sepa para que no le pueda pasar a ninguna familia más, pero no quiere que se le identifique y pide a la Prensa que difuminemos su rostro porque vive en una ciudad pequeña.
“El parto creo que duró ocho horas. Me ingresaron porque había roto aguas y primero quisieron que fuera un parto por vía vaginal. Me lo indujeron y no vi a nadie que dirigiera mi parto. Estuve unas seis horas en las que me sentí abandonada y yo ya había sido madre, por lo que no entendía la situación. Nadie me tranquilizó. Durante todo ese tiempo pedí ayuda y únicamente entraron una matrona y un residente. Me sentí desatendida. No vino nadie más hasta la cesárea”, denuncia la madre. “Y, pese a ser de urgencia, tardaron cinco minutos más de lo que marca el protocolo en llevarla a quirófano”, apunta Sardinero.
Durante estos cuatro años, ni un médico ni ninguna enfermera pidieron disculpas por lo sucedido, estuvieran o no presentes aquel día. “Por eso, para mí la decisión de la jueza supone que alguien me ha escuchado, ha reconocido lo sucedido, porque durante todo este tiempo me he sentido sin voz”, denuncia la madre.
“Ha sido muy difícil demostrar el cúmulo de negligencias. Tuvimos todas las trabas que un hospital puede imponer para el esclarecimiento de los hechos”, añade el letrado.
“El dinero -prosigue la madre- lo voy a destinar a ella, hacer los tratamientos que no nos podíamos permitir y que hubieran sido muy importantes que los hubiera recibido desde el principio”.
Al personal sanitario “les pediría que intentaran pensar en los pacientes porque somos personas y los bebés que naces son personitas. Necesitamos seguridad y que lo hagan bien·.
“No puede seguir pasando esto. Tiene que cambiar el protocolo, porque están naciendo bebés sanos que por los errores médicos tienen parálisis, discapacidad, están muriendo bebés en el parto. Pedimos también que se prohíban las palas y forces en el parto y que dejen de poner que son partos naturales si se emplean estas medidas porque desde luego no lo son”, denuncia Carmen Flores, que nos enseña la foto de otro bebé con heridas importantes en la cabecita por el empleo de estas medidas en un hospital público de España.
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