Berlín
Una postal interceptada por la Stasi llega a su destino 44 años después
Casi cinco décadas después de que un estudiante de 18 años de la extinta República Democrática de Alemania (RDA) enviara una postal a un programa de radio de Alemania Occidental, la misiva ha llegado a su destino, tras descubrirla el autor entre las actas que redactó la Stasi sobre él.
La historia ha sido difundida por la emisora de radio regional del Sarre, en el oeste alemán, donde ha llegado la postal dirigida al programa de música "Europawelle Saar"con la que Günter Zettl quería participar en un concurso adivinando el título de una canción de "The Creation", su grupo preferido.
"Es un pequeño documento de la historia alemana"explicó la emisora, que entregará a Zettl, con 44 años de retraso, el premio al que nunca pudo aspirar al interceptar su postal los servicios de inteligencia de la RDA.
Zettl tuvo constancia fehaciente de que había sido espiado, como miles de habitantes de Alemania Oriental, cuando en 2010 decidió acudir a los archivos de la Stasi.
Con su nombre había hasta sesenta páginas y, entre ellas, la postal que envió al programa de radio, que decidió volver a poner en el buzón.
"Mala suerte", pensó en 1969 cuando escuchó que su nombre no estaba entre los ganadores del disco de "The Creation"; "ni en sueños habría imaginado que el Ministerio de la Seguridad Nacional se podría ocupar de cosas tan banales como mi postal", apunta hoy.
Como sus amigos, estaba enganchado a la música pop que escuchaba gracias a que su radio de onda media captaba los programas de Alemania Occidental, sin preocuparse de que estuviera mal visto por el régimen y de que su padre, comprometido comunista, le regañara más de una vez.
Pero Zettl no quiere reinventar su biografía; no era un opositor al régimen, no tenía nada que ver con la política y tampoco era valiente.
Leyendo las actas de la Stasi, ha recordado un tonto incidente juvenil que tuvo con la policía y cómo ésta le ofreció, para evitar que fuera considerado opositor al régimen y demostrar su lealtad a la RDA, que informara sobre sus amigos y compañeros de escuela, qué hacían, con quién se reunían o qué radios escuchaban.
Querían que engrosara las filas de los "informantes no oficiales", compuestas por miles de ciudadanos que durante años espiaron a sus vecinos, amigos y compañeros de trabajo.
Pero hasta su padre le instó a no colaborar, recuerda Zettl. La Stasi no volvió a llamar a su puerta, pero no lo olvidó.
En las actas guardadas en los archivos de la policía política de la Alemania Oriental está narrada su vida con todo lujo de detalles.
En las elecciones de 1976 no votó y ese hecho complicó su carrera: fue despedido de la escuela en la que trabajaba como profesor acusado de no enseñar el ideario comunista a los alumnos y, con esa mancha en el currículum, pasó meses sin trabajo.
En 1983, seis años después de solicitarlo, fue autorizado a viajar a Alemania Occidental y comenzó una nueva vida en Francia, en la República Federal de Alemania y en España.
En 2010 decidió mirar sus actas en la Stasi y comprobó el nombre de las personas que informaron sobre él a la policía política, cómo ésta anotó cada uno de sus pasos y cómo siguió bajo su lupa incluso tras trasladarse al otro lado de la frontera.
Entre los papeles encontró la postal y decidió enviarla a la radio con una nota: "Vaya país la RFA, hoy a menudo embellecida".
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