Sevilla

Vacaciones en Roma pero sin agua

Los romanos se enfrentan a cortes de ocho horas por la sequía que azota a toda la región. ¿Podría suceder en una ciudad de España? Ya ocurrió durante la Expo de Sevilla y la situación podría repetirse. Los embalses están en el nivel más bajo en estas fechas desde hace 11 años.

Una turista posa para una foto mientras un vigilante llama la atención al público durante un «recorrido obligatorio», para evitar actos vandálicos en la Fontana de Trevi de Roma
Una turista posa para una foto mientras un vigilante llama la atención al público durante un «recorrido obligatorio», para evitar actos vandálicos en la Fontana de Trevi de Romalarazon

Los romanos se enfrentan a cortes de ocho horas por la sequía que azota a toda la región. ¿Podría suceder en una ciudad de España? Ya ocurrió durante la Expo de Sevilla y la situación podría repetirse. Los embalses están en el nivel más bajo en estas fechas desde hace 11 años.

Entre los vecinos de la Ciudad Eterna, hay quien ya está pensando en cómo ducharse a partir de este viernes. El motivo es que Roma ya se está quedando sin agua, la gran sequía presente en el país transalpino y la falta de lluvias durante esta temporada obligará a la capital de Italia al más estricto racionamiento a partir de pasado mañana. ¿Qué será de Roma sin el agua que cae de sus fuentes llenas de turistas expectantes? Pero sobre todo, ¿qué será de la vida diaria de los habitantes de la ciudad? ¿tendrán que ducharse con cubos? La situación, por el momento, es dramática y representa una de las peores crisis hídricas en décadas.

El Ayuntamiento de Roma ya ha publicado un decálogo de buenas prácticas para no malgastar agua. Y es que, según los expertos, la Ciudad Eterna desperdicia en el subsuelo entre un 40% y un 60% de agua desde que empieza su recorrido hasta que llega a sus habitantes y visitantes.

La solución más probable, atendiendo a los medios de comunicación del país, es que a partir de este mismo viernes el consostorio aplique un corte de agua de 8 horas al día. Entre los vecinos de la ciudad nadie sabe exactamente cómo se ejecutará si es que la medida tuviera que aplicarse. «La verdad, tengo mis dudas de que funcione», explica a LA RAZÓN Angelo, de unos 50 años, administrador de una comunidad en una calle del centro de Roma. Admite conocer algo acerca del problema en cuestión, debido a su trabajo, explica: «Creo que habrá dos opciones. Por un lado, que efectivamente corten el agua por horas, pero tendrán que hacerlo por barrios. No tiene ningún sentido que todo el mundo se quede sin abastecimiento durante horas. Aún así, la mejor opción es que simplemente se disminuya el flujo de agua, algo que muchos ni siquiera consiguen apreciar».

¿Pero cómo se ha llegado a esta situación? Más allá de la ausencia de lluvias a lo largo de los últimos meses, la preocupación aumentó hace un par de días; cuando el Gobierno de Lazio –región a la que pertenece Roma–, prohibió que la Ciudad Eterna hiciera uso de las aguas del Lago de Bracciano –a unos 30 kilómetros de la ciudad–, la reserva hídrica de la capital italiana, en caso de emergencia. ¿El motivo? Porque también el propio lago, en estos momentos se encuentra en mínimos históricos de agua y cualquier ulterior trasvase hídrico podría afectar a su ecosistema. «Nuestro lago está en mínimos, nos vamos a quedar sin agua para nuestro entorno. Nunca había pasado algo así aquí. Es una tragedia», explica a LA RAZÓN Adriano, de unos 40 años, vecino de uno de los pueblos del Lago de Bracciano.

«La situación es crítica», declaró ayer el ministro del Medio Ambiente italiano, Gianluca Galletti, en relación al momento que está viviendo la capital. Desde ayer, unos 20 pueblos de la provincia de Roma ya se han visto afectados por el racionamiento hídrico. Desde luego, está siendo un contexto crítico también para el resto del país, ya que una decena de regiones han alertado de la situación de emergencia en la que se encuentran debido a la escasez de agua. Según la información de la agencia italiana de noticias ANSA, los daños causados este año por la sequía giran en torno a los 2.000 millones de euros en el sector de la agricultura y la ganadería.

El Ayuntamiento de Roma está haciendo todo lo posible para evitar que haya que racionar el agua. Por eso ayer, la alcaldesa de Roma, Virginia Raggi, se reunió de urgencia a última hora de la tarde para conocer las posibles soluciones alternativas junto a los directivos de la empresa municipal encargada del abastecimiento de agua. Para tener un mejor conocimiento del problema desde un punto de vista regional y sobre todo ambiental. Hoy Raggi tendrá otra reunión a lo largo del mediodía con las autoridades expertas en recursos hídricos de la zona central de los Apeninos; lugar de donde proceden una buena parte de los manantiales que abastecen el centro de Italia.

Pero Italia no es el único país que está sufriendo la escasez de lluvias de los últimos meses, en España la situación de sequía está afectando a gran parte del país. De acuerdo con los datos actualizados que ofeció ayer el Ministerio de Agricultura, los embalses ya están por debajo de la mitad de su capacidad, por primera vez desde noviembre de 2016. Es el nivel más bajo para estas fechas desde hace 11 años y el onceavo año con menos agua embalsada de los últimos 41.

«La situación por la que está atravesando Roma claro que podría ocurrir en nuestro país. Es más, en 2008, en Barcelona ya estaban preparados los camiones cisterna para abastecerla por la sequía, pero justo llovió y se acabaron las restricciones. En Bilbao en 1989 también se produjeron cortes, así como durante la Expo de Sevilla en 1992. Sin olvidar que todos los veranos, pueblecitos de Ibiza y Mallorca sufren estos cortes», afirma Enrique Cabrera, catedrático de Mecánica de Fluidos del Instituto Tecnológico del Agua, de la Universidad Politécnica de Valencia. «Los cortes al final son negativos porque producen más roturas de tuberías y el ciudadano gasta lo mismo porque durante las horas de suministro llena la bañera», afirma el experto. «Se deberían renovar las tuberías para evitar estos cortes, pero el político es reacio a enterrar el dinero».