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“Chicas y chicos”: De la plenitud a la nada ★★★✰✰

Antonia Paso en «Chicas y chicos»
Antonia Paso en «Chicas y chicos»larazonAlejandra Duarte

Autor: Dennis Kelly. Directora: Lucía Miranda. Intérprete: Antonia Paso. El Pavón Teatro Kamikaze, Madrid. Hasta el 15 de diciembre.

Machismo, maltrato y agresión confluyen en el fondo argumental de este monólogo escrito por el dramaturgo y guionista británico Dennis Kelly que el Teatro Pavón ha hecho coincidir en su programación con los actos relacionados con el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.

Aprovechando el estilo literario desenfadado y, por momentos, incluso cómico que llega a tener el texto, Lucía Miranda da el brío necesario al espectáculo para que una mujer, la protagonista, con un tempo ágil y un lenguaje poco solemne, ponga al público al tanto de una etapa de su vida que abarca desde la juventud, caracterizada por una desinhibida y alocada experimentación sexual y vital, hasta la plena madurez, en la que ha obtenido el éxito profesional y ha formado una familia, con dos niños, junto a un marido aparentemente normal, por no decir abrumadoramente ejemplar. Y este es el gran escollo de la obra: que ese enaltecimiento del marido durante una buena parte de la función termina por revelarse en el espectador como una simple treta para provocar un determinado giro argumental. Ciertamente, falta consistencia dramática a la hora de perfilar y desarrollar ese personaje masculino que, de la noche a la mañana, y de una manera un tanto efectista, pasa de ser santo a demonio, forzando así el asombro y la conmoción en el público.

En todo caso, si pasamos por alto ese tramposo defecto de fábrica en el material dramatúrgico, lo que la obra sí permite, sobre todo, es ver y disfrutar de una buena y versátil actriz, como es Antonia Paso, que es capaz de ir variando con habilidad los tonos, ritmos, registros e incluso los códigos de un espectáculo sumamente exigente, desde el punto de vista interpretativo, en el que el espectador ha de llegar a rincones putrefactos y oscuros para comprobar, a continuación, cuán esplendorosa es la luz que hay sobre ellos.

Lo mejor

La función se sigue con interés gracias al trabajo interpretativo de Antonia Paso.

Lo peor

La dramaturgia es un poco tramposa, sobre todo, con el personaje del marido.