China

China estaría entrenando a un ejército de drones y robots para una futura invasión a Taiwán

En sus últimas maniobras militares en el Estrecho de Taiwán, Pekín ha desplegado sus avances tecnologicos militares en simulacros de desembarco anfibio, con el objetivo de reducir bajas humanas, acelerar las operaciones y enviar un mensaje político de modernización militar

Tecnología militar
China busca mostrar su capacidad de integrar drones y robots en operaciones anfibias para reforzar la presión sobre Taiwán.CCTVCCTV

No fueron tanques ni soldados los que abrieron fuego en el último simulacro militar chino. Esta vez, el protagonismo lo tuvieron enjambres de drones y manadas de perros robóticos armados, una escena que parecía sacada de Black Mirror más que de un manual militar.

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En el Estrecho de Taiwán, el Ejército Popular de Liberación (EPL) ensayó a finales de octubre un desembarco anfibio que, aunque suene a ciencia ficción, responde a una estrategia muy real: preparar un ejército híbrido de hombres y máquinas para una posible invasión de la isla.

La guerra tecnológica toma el relevo

Con este plan, Pekín tiene por objetivo reducir las bajas humanas yacelerar las operaciones. Los drones, equipados con cámaras de visión en 360 grados y algoritmos de inteligencia artificial, atacan posiciones defensivas con precisión quirúrgica.

Mientras tanto, los cuadrúpedos mecánicos, capaces de correr a 20 km/h y cargar hasta 20 kilos, se convierten en mulas de guerra futuristas, transportando munición, material sanitario o incluso fusiles de asalto QBZ-191. En apenas unos minutos, estas máquinas lograron abrir brechas en las defensas, demostrando que la tecnología puede acortar los tiempos de reacción en combate.

Pero no todo es tan brillante como lo pintan los vídeos oficiales. Esta tecnología todavía está verde. Los robots carecen de blindaje y son vulnerables incluso al fuego más ligero. Además, tienen problemas para esconderse en terreno abierto y sufren por su limitada resistencia y por fallos en comunicaciones.

En situaciones defensivas, los resultados fueron decepcionantes: los “lobos robóticos” terminaron pareciendo más cachorros torpes que depredadores implacables.

Pekín ha bautizado este experimento como “tácticas inteligentes de mar”, un concepto que busca reemplazar las viejas oleadas humanas por un ejército híbrido en el que los robots asumen el desgaste inicial y avanzan más rápido, mientras los soldados se mueven detrás con mayor protección.

En una de las pruebas, la coordinación llegó hasta tal punto que un solo militar controló simultáneamente nueve perros robóticos y seis drones mediante una interfaz 3D en tiempo real, multiplicando así el alcance operativo de la unidad en comparación con lo que podía lograr un pelotón humano tradicional.

Estrategia con doble propósito

Lejos de ser simples ejercicios técnicos, las maniobras con drones y robots tienen un trasfondo mucho más claro: son un gesto calculado hacia dentro y hacia fuera. No se trata solo de probar máquinas en un campo de entrenamiento, sino de enviar una señal de poder militar y modernización.

El mensaje político es evidente. Pekín quiere dejar claro que su ejército no solo crece en número, sino que se prepara para librar guerras con un arsenal híbrido, donde la inteligencia artificial y la robótica juegan un papel central. Para Taiwán y sus aliados, estas maniobras son una advertencia: la presión china no se detiene y ahora se disfraza de futuro.

La pregunta es si ese futuro será tan eficaz como promete, o si acabará siendo un desfile de robots que, en el campo de batalla real, todavía no saben dónde meterse.