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Verano corto

Disfrútalo mientras puedas: este verano será 15 minutos más corto que el del año pasado por culpa de Júpiter, la Luna y el Sol

Este año el verano se marchará un poquitín antes de lo previsto. ¿Quién tiene la culpa?

Las estaciones no siempre duran lo mismo Pixabay

Solemos pensar que las estaciones tienen una duración fija año tras año, pero no es así. Hay veranos más largos y cortos dependiendo del año, y, precisamente, el de 2025 será 15 minutos más corto que el de 2024. Podríamos pensar que la razón es el cambio climático, como sucede con otros tantos fenómenos que experimentamos, pero no, es la forma en la que la Tierra se mueve alrededor del Sol.

Este pequeño ajuste resulta casi imperceptible para nuestro día, pero afecta a nuestro calendario astronómico, aunque sea de forma casi milimétrica. De hecho, entender por qué sucede este recorte veraniego nos ayuda a comprender como incluso los movimientos espaciales más sutiles tienen consecuencias medibles, aunque no lo notemos para nuestras vacaciones.

¿Por qué las estaciones cambian de duración cada año?

El verano astronómico de 2025 durará 93 días, 15 horas y 37 minutos; mientras que el de 2024 duró 93 días, 15 horas y 52 minutos. O sea, tendremos 15 minutos menos de verano. Sin embargo, esto no será una constante, ya que, por ejemplo, ya sabemos que el verano de 2026 resultará 3 minutos más largo que el de 2025. ¿Por qué las estaciones cambian de duración?

La Tierra no gira alrededor del Sol en un círculo perfecto, sino en una elipse ligeramente alargada. Esto significa que su distancia con respecto al Sol varía a lo largo del año. Cuando el planeta se encuentra más cerca del Sol —en el perihelio, a principios de enero— se mueve más rápido. Y cuando está más lejos —en el afelio, a principios de julio— su velocidad disminuye.

Esa diferencia en velocidad orbital hace que las estaciones del año no duren lo mismo. El verano en el hemisferio norte, que coincide con el momento en que la Tierra va más despacio (alrededor del afelio), suele ser más largo. Pero como la órbita terrestre no es perfectamente simétrica y está sujeta a pequeñas variaciones con el paso del tiempo, cada año puede haber leves ajustes. A ello también contribuyen los tirones y fuerzas de otros cuerpos, como la Luna o Júpiter.

En 2025, la posición exacta del afelio y la forma en que la Tierra lo atraviesa provocan que el tramo de la órbita correspondiente al verano boreal se recorra más rápido que el año pasado. Es decir, aunque parezca contraintuitivo, al pasar por una zona de la elipse en la que el planeta acelera ligeramente, el verano se acorta en comparación con 2024.

Aunque los desajustes en la duración del verano astronómico son mínimos, pueden tener ciertas consecuencias técnicas. Afectan a cálculos astronómicos y satelitales, ya que las agencias espaciales dependen de la posición exacta de la Tierra. También influyen en estudios climáticos, que deben ajustar sus modelos según la duración real de cada estación. Aunque no impactan el clima ni se notan en la vida diaria, son relevantes en contextos científicos donde la precisión temporal es clave.