Reboot
La película que inspiró 'Speed' tiene un reboot japonés que podemos ver en Netflix
La premisa es la misma, aunque cambia el medio de transporte
Hay películas que sabemos que no son las más portentosas del mundo pero que consiguen aquello a lo que deberían aspirar todas estas obras enmarcadas dentro del séptimo arte: entretener. Puede que las de acción, ya solo por el género, donde no paran de suceder cosas, lo tengan más fácil que otras, pero no por ello debemos menospreciarlas.
Speed, de Jan de Bont y estrenada en 1994, es uno de esos ejemplos perfectos de cinta palomitera pero que si pillamos por televisión, aunque esté empezada, hemos de terminar de verla irremediablemente. Pero, ¿sabíais que la cinta protagonizada por Keanu Reeves y Sandra Bullock es una reinterpretación de otra japonesa de 1975?
20 años antes
Pánico en el Tokio Express (The Bullet Train), dirigida por Junya Satō, es un thriller de acción que ya en su momento marcó un hito con su premisa: un tren bala japonés, el Hikari 109, lleva una bomba que explotará si el convoy baja de 80 km/h; os suena, ¿verdad?
Con Sonny Chiba y Ken Takakura al frente, la película combinaba tensión, drama y un villano con motivaciones complejas, inspirando directamente la idea del autobús explosivo de Speed. Ahora, medio siglo después, Netflix nos trae un reboot titulado Pánico en el tren bala (Bullet Train Explosion, o Shinkansen Daibakuha en japonés), ya disponible en la plataforma y que reimagina esta historia para el público actual.
Dirigida por Shinji Higuchi, conocido por Shin Godzilla, esta nueva versión sube la apuesta con un tren bala de la serie E5 que no debe bajar de 100 km/h para evitar una catástrofe. La colaboración con JR East, la compañía ferroviaria japonesa, fue clave a la hora de aportar realismo pues se usaron trenes de verdad, estaciones auténticas e incluso maquetas detalladas para las escenas más espectaculares.
'Speed' con trenes y para el público de hoy
La trama sigue a Kazuya Takaichi (Tsuyoshi Kusanagi), un supervisor ferroviario que lidera los esfuerzos para salvar a los pasajeros, entre los que hay adolescentes, influencers y una política venida a menos. Aunque algunos personajes pecan de estereotípicos y el CGI no siempre convence, para qué engañarnos, la película brilla por su autenticidad técnica y su homenaje al clásico de 1975, al que incluso referencia dentro de la narrativa como un evento del pasado.