Bill Gates Microsoft
Tim Schwab, biógrafo de Bill Gates, desenmascara al millonario progresista: "Hace muy difícil investigarlo"
El periodista recoge las complicaciones con las que tanto él como otros investigadores se han encontrado a la hora de informar sobre el cofundador de Microsoft
Todo el mundo conserva cierto recelo con su vida privada. A nadie le gusta que personas ajenas se inmiscuyan en sus asuntos personales, en especial cuando se sospecha que detrás de ese comportamiento puede haber una búsqueda de detalles con los que desestabilizar la tranquilidad de una rutina.
No obstante, esa necesidad de conservar la privacidad de determinados aspectos se vuelve más necesaria si cabe cuando uno se convierte en personaje público y de interés. Del mismo modo, la notoriedad incita a aquellos que persiguen temas desde la inquietud y la necesidad de informar, con lo que se plantea un nuevo horizonte.
El hermetismo de Gates
Precisamente en esa tesitura se encontró hace años el periodista Tim Schwab, quien viendo el papel de una figura como Bill Gates comenzó un escrito que vio la luz el año pasado bajo el título “El problema de Bill Gates”. En él, Schwab hace un recorrido por los acontecimientos y proyectos más importantes en los que embarcó el multimillonario estadounidense que se ha visto en el centro de la polémica en más de una ocasión.
Bien es cierto que Schwab se encontró a lo largo del camino que recorrió durante el retrato de Gates con innumerables puertas cerradas que le impedían conocer con mayor detalle al fundador de Microsoft. O tal vez fuera todo lo contrario y las actitudes que le iban revelando los pocos que habían tenido contacto con Gates daban una muestra del hermetismo con el que quería proteger su vida e imagen: “Hace muy difícil investigarlo”, es la conclusión a la que llega junto a varios compañeros de profesión.
Todos ellos coinciden en el oscurantismo que rodea a la figura de Bill Gates una vez que se trata de profundizar en algunas de sus facetas, ya sea la empresarial o la filantrópica que encauza a través de la Fundación Gates, a la que cada vez más voces acusan de ser una mera solución para lavar la imagen de Gates.
Schwab recoge en su libro varios ejemplos de periodistas y estudiosos que respaldan un secretismo latente en cuanto rodea a Gates, en especial en relación a la Fundación que creó junto a su exesposa Melinda Gates. Es el caso de Adam Fejersov, quien en el transcurso de una investigación académica solicitó una serie de entrevistas a través de la Fundación Gates que fueron declinadas por la misma.
En la misma línea apunta el testimonio de Charles Piller, que en 2007 publicó en el periódico Los Ángeles Times una serie de piezas informativas sobre la Fundación Gates, aunque no sin tener que sortear todas las zancadillas que se encontró en el camino: “En su mayor parte, no se mostraron nada dispuestos a colaborar conmigo. No quisieron responder a mis preguntas y se negaron a cualquier tipo de explicaciones, excepto lo mínimo imprescindible, en la mayoría de los reportajes”, reconoció Piller en consonancia con las vivencias de Tim Schwab.
Con todo ello, la obra de Tim Schwab deja un retrato en el que las sombras ganar espacio a las luces al profundizar en la figura del magnate y sus estratagemas para que ninguna persona que haya tenido cercanía con él pueda expresarse de forma libre ante el miedo a las represalias. Y es que el poder de Gates parece llegar a todas partes.