Redes sociales

Cómo crear una falsa «influencer» y triunfar

Llegó a tener más de 150.000 seguidores, la mayoría «comprados». Varias marcas se interesaron por ella para que promocionara sus productos y servicios a través de su perfil, llegando a acudir a fiestas exclusivas o disfrutando de comidas y viajes gratis.

Almudena Ripamonti ha sido protagonista de el fraude de la Instagramer
Almudena Ripamonti ha sido protagonista de el fraude de la Instagramerlarazon

Llegó a tener más de 150.000 seguidores, la mayoría «comprados». Varias marcas se interesaron por ella para que promocionara sus productos y servicios a través de su perfil, llegando a acudir a fiestas exclusivas o disfrutando de comidas y viajes gratis.

La cuenta de Instagram ‘@almu_ripamonti’ llegó a tener en unos días más de 150.000 seguidores, pero prácticamente todos eran meros ‘bots’ o seguidores de mentira que habían sido comprados como parte de un experimento de una empresa que trabaja, precisamente, con estos jóvenes convertidos en referentes e influencias para el resto.

El fenómeno de los ‘influencers’ se ha convertido en un nuevo recurso de márquetin para las grandes marcas y agencias de publicidad, pero la posibilidad de comprar seguidores es real y el poder de influencia se puede disimular por unos pocos euros, como ha revelado un experimento de la agencia H2H para alertar del “fraude” y los peligros de confiar en su éxito.

Para ello contactaron con una actriz que creó un personaje única y exclusivamente para las redes sociales. Poco a poco, fue imitando el comportamiento de los y las ‘influencers’ profesionales –se pueden ganar la vida con ello- y comenzó a comprar seguidores de mentira para aparentar ser influyente.

Al poco tiempo, varias agencias de publicidad y marcas se interesaron por ella para que promocionara sus productos y servicios a través de su perfil, llegando a acudir a fiestas exclusivas reservadas para las ‘celebrities’ de la red o disfrutando de comidas y viajes gratis, ocultando que todo se trataba de una ficción.

Los promotores del ‘fake’ aseguran que existe una “falta de regulación y control” a la hora de diagnosticar quién es un verdadero ‘influencer’ y que, en efecto, pueda dar a conocer un producto entre su lista de seguidores.

La agencia H2H tan sólo invirtió 500 euros para comprar 100.000 seguidores falsos y en sólo tres semanas ya habían amortizado la inversión, sin tener en cuenta las fiestas y eventos a los que fue invitada la actriz en su rol como ‘influencer’.

Y es que el 38% de la población mundial está presente en las redes sociales, lo que las convierte en un nicho muy atractivo para las marcas. Con casi 120 millones de seguidores en Instagram, la cantante Ariana Grande cobra en torno a medio millón de dólares por cada ’post’ patrocinado que publica en la red social.