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Cuatro estudios que demuestran que la tecnología nos puede hacer feliz

Aunque es muy fácil señalar los aspectos más dañinos de la tecnología, hay otros no tan explorados ni explotados que tienen su parte positiva.

Un gato en un ordenador
Sí, mirar gatos también vale.La RazónCortesía de Tra My / Unsplash.

No cabe duda que la tecnología puede ser mala para nosotros, por ejemplo cuando las redes sociales nos dan FOMO (miedo a perderse algo por su siglas en inglés) o nos atrapan en burbujas de filtro que nos impiden ver múltiples puntos de vista sobre temas importantes. También nos llevan a compararnos con otros, con todas las consecuencias que ello conlleva. Pero varios estudios científicos señalan que, pese a todo ello, también hay cosas de la tecnología que podemos aprovechar para nuestro bienestar.

Una de las claves, en primera instancia, es intentar definir qué es la felicidad. De acuerdo con Elizabeth Dunn, profesora de psicología de la Universidad de la Columbia Británica, la felicidad es la combinación de diferentes factores: con qué frecuencia sientes alegría; con qué poca frecuencia siente ira, dolor y frustración; y qué tan satisfecho está en general con su vida. Pero también señala que es imposible que alguien sea feliz todo el tiempo. Aún así, aquí hay cuatro estudios que explican cómo aprovecharnos de la tecnología para incrementar nuestra felicidad

Participa en actividades que promuevan la felicidad

Las redes sociales son un espacio donde podemos conectarnos socialmente y participar en un comportamiento amable y servicial, pese a lo extraño que esto pueda resultar teniendo en cuenta la omnipresencia de acosadores y troles. Un estudio sugiere que entre los jóvenes con síntomas de depresión, las redes sociales fueron muy importantes para ayudarlos a expresarse creativamente, inspirarse en los demás e incluso sentirse menos solos. Un 30% de ellos, con síntomas elevados de depresión señalaron que usar las redes sociales cuando se sienten deprimidos, estresados o ansiosos generalmente los hace sentir mejor.

Comprometerse con el entorno

Las personas que hacen un uso más pasivo de Facebook (por ejemplo, desplazándose sin interactuar con los demás) tienden a estar más deprimidas, según un estudio ya que las redes sociales podrían estimular esos "comportamientos de comparación social ascendentes", que pueden hacer que las personas se sientan inferiores, celosos o ambos. Pero el mismo estudio descubrió que quienes usan las redes sociales de un modo más activo (comentando y publicando por ejemplo) tienden a tener niveles más bajos de depresión. Con el tiempo, dicen que obtienen más comentarios positivos, me gustas y apoyo social de los demás, lo que puede contribuir a reducir sus síntomas depresivos.

“Esto sugiere – señalan los autores – que ciertas formas de interactuar con otros en línea pueden ser buenas para nosotros, porque implican una conexión social en lugar de una comparación social. Al comunicarnos con otros, participar en interacciones sociales significativas y fortalecer nuestros lazos sociales, es probable que podamos mejorar nuestro bienestar en línea”.

Crear hábitos

La tecnología nos ha dado acceso a muchos recursos de salud y bienestar, lo que hace que sea más fácil que nunca desarrollar y practicar habilidades como la gratitud, la atención plena (mindfulness) y la regulación de las emociones. Las redes sociales, por un lado, pueden servir para formar un grupo para dejar de fumar o salir a practicar deporte. Pero también están las aplicaciones específicas y basadas en evidencias científicas (aquí una lista elaborada por expertos de la Universidad de California, Berkeley) pueden enseñarnos las habilidades que necesitamos para optimizar nuestro bienestar.

Aprender

Tanto internet como el mundo de las aplicaciones y recientemente la irrupción de la inteligencia artificial, nos permiten aprender practicamente cualquier cosa gracias a la tecnología. Desde lo más lógico, como diseño o edición de vídeos, hasta cerámica, fabricar jabones, talla de madera tradicional japonesa o tocar un instrumento como el didyeridú. Pero aprender, de acuerdo con Robb Rutledge y Bastien Blain del University College de Londres, es clave para incrementar nuestra felicidad.

“Muchas personas piensan que serían más felices si tuvieran más dinero – explican los autores en el estudio – . Sin embargo, previamente desarrollamos una ecuación para la felicidad que muestra que la felicidad no depende de la cantidad de recompensa que obtienes, sino de cuanto aprendes, cómo lo aplicas y el tiempo que puedes dedicarle. Al aprendizaje y a ti mismo”.