Empresas
Cinco reglas de oro de la I+D+i
Hay que trabajar horizontalmente, sin respetar estructuras ni jerarquías, para que las ideas fluyan, «haciendo que las cosas pasen sin mirar quién hace qué».
Hay que trabajar horizontalmente, sin respetar estructuras ni jerarquías, para que las ideas fluyan, «haciendo que las cosas pasen sin mirar quién hace qué».
«La innovación es lo que distingue a un líder de los demás», dijo Steve Jobs. Pero, ¿cómo diseñar una empresa para que resulte 100% innovadora?
Si las compañías innovadoras existen en la medida en que la cultura de esa empresa lo sea, una cultura es de innovación si, a su vez, las personas que la conforman lo son. Y Alejandro Castillo, socio director de rrebrand, afirma que las fases de un proceso de innovación son: investigación, análisis, creatividad y prototipado –solución innovadora–.
La creatividad, como herramienta al servicio de la innovación, requiere de dos etapas previas: haber investigado el problema y haber analizado y generado ‘‘insights’’ valiosos que la actitud creativa haga suyos y los lleve a su máxima potencia. Las fases de investigación y análisis definen el terreno de juego donde hay que ser creativo. Así, mientras que los periodos de investigación y creatividad son divergentes, los de análisis y prototipado resultan convergentes.
«Un proceso de innovación presupone un clima de gran confianza donde el miedo a decir lo que se piensa no existe y el fracaso está integrado como una fase necesaria hacia la búsqueda de soluciones valiosas». Castillo puntualiza que se trata de trabajar horizontalmente, sin respetar estructuras de poder ni jerarquías, permitiendo que las ideas fluyan y «haciendo que las cosas pasen sin mirar quién hace qué».
Tres pilares
Las empresas más innovadoras del mundo tienen tres pilares fundamentales sobre los que desarrollan su estrategia. Tommaso Canonici, director general de Opinno Europa, afirma que están conectadas con el ecosistema, desarrollando modelos de negocio abiertos a los que pueden sumarse otras organizaciones. «Saben lo que ocurre e invierten tiempo, energía y dinero en colaborar con todos los ‘‘stakeholders’’ de su cadena de valor con una propuesta concreta para cada uno de ellos. Son los primeros en enterarse de lo que está ocurriendo y en diseñar, en consecuencia, estrategias que se anticipen al futuro. Estas empresas buscan colaborar porque saben que solas no pueden llegar tan lejos».
Además, no diseñan los productos que los jefes quieren, sino los que los clientes demandan. Asimismo, son ágiles y rápidas a la hora de reducir drásticamente el «time to market» de un producto. «No tienen miedo a fallar. Cuando se innova, se prioriza el aprendizaje frente al perfeccionismo y el miedo al fracaso». Canonici asevera que el punto fundamental para llegar a ser una empresa innovadora es que toda la organización vaya por el mismo camino.
Y para lograr que la innovación escale dentro de una empresa, el director general de Opinno Europa describe cinco reglas esenciales:
– Contratar y formar líderes valientes. Canonici piensa que la innovación no suele estar limitada por la falta de ideas, sino por no prestar atención a las buenas ideas que hayan surgido. Y recuerda que Xerox diseñó el primer ordenador personal, pero no invirtió lo suficiente en la tecnología, lo que permitió a Steve Jobs arrebatarle la oportunidad. Al final, pues, no solo se necesitan ideas, sino directivos con coraje que apuesten por la innovación y creen los mecanismos adecuados para demostrar el valor de las ideas en el mercado. Sin embargo, «la propia estructura piramidal de las empresas impide que las ideas más audaces y arriesgadas sigan adelante». Canonici sugiere extender el proceso de validación por toda la organización.
– Construir una visión 10x. La misión es el motor de la innovación. Y lo más importante para innovar pasa por tener claro hacia dónde se quiere ir y cuáles son las metas. «Resulta más fácil multiplicar por 10 (10x) que crecer un 10%. Hay que pensar a lo grande. El papel de los líderes es diseñar esta visión. Pensar y actuar en el hoy con la mirada en el mañana».
– Liderar a través de la cultura. Resulta imposible mover una organización a la fuerza. Sobre todo, cuanto más grande y madura sea. «Innovar no es solo una cuestión de presupuesto. Es una cuestión de mentalidad y liderazgo. Para que la innovación fluya toda la organización debe querer, saber y poder innovar». De hecho, «las empresas más innovadoras se diferencian por ser las que tienen el mayor nivel de compromiso por parte de sus trabajadores», apostilla.
– Diseñar para el cliente y no dejar de fallar. Canonici resalta la importancia de cambiar las creencias en torno al fracaso. En Silicon Valley se dice que quien no se avergüence de la versión beta de un producto es que ha tardado demasiado tiempo en lanzarla. «Metodologías como «lean» y «agile», utilizadas mayoritariamente en el mundo de las start-ups y la tecnología, se han convertido en la clave del éxito para muchas organizaciones de gran envergadura», apunta.
– Alianzas 360 grados. Pensar que una sola compañía lo puede hacer todo es una gran equivocación. «Las empresas de éxito actuales son ecosistemas que integran a todos los actores involucrados en su cadena de valor». Canonici hace hincapié en que los directivos deben volcarse en generar sinergias, «win-wins» y propuestas de valor que generen beneficios a todas y cada una de las partes.
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