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¿Te quieres morir conmigo?
“Die with me” es un chat mundial que únicamente se puede activar cuando el usuario cuenta con menos de un 5% de batería
“Die with me” es un chat mundial que únicamente se puede activar cuando el usuario cuenta con menos de un 5% de batería
El porcentaje de batería de un móvil es, aparte de un indicador de vida útil de un aparato eléctrico, un medidor de existencia “propia”; es como si cuando se muriese el móvil también lo hiciese una parte de uno mismo, y como uno nunca querrá eso por absolutamente nada del mundo, siempre sale precavido: o con una alta carga de energía, o con una herramienta externa para acoplar al terminal y otorgarle unas horas más de oxígeno o directamente con un cargador, “por si acaso”. No tener móvil es no estar conectado, es no estar disponible para que te envíen un WhatsApp o un mensaje de texto o te hagan una llamada; es no estar, metafóricamente. Y es que, ¿recuerdas cuándo fue la última vez que dejaste a tu móvil que muriese de manera “natural”?
Lo cierto es que esa fobia popularizada al apagón hace más difícil jugar a “Die with me”; se trata de un chat (en realidad es una aplicación, pero una para chatear) que únicamente se puede activar cuando la batería del móvil marca menos del 5%. No hay menús, no hay opciones y el diseño es súper minimalista para aguantar con vida lo máximo posible. En ese momento todas las personas del mundo que inicien el sistema se integrarán en una conversación global (previa elección de nombre que nunca volverá a poder ser el mismo); al lado de cada nombre figuran un número y un porcentaje: es la batería de la persona detrás del apelativo, por lo que se puede calcular, aproximadamente, cuánto le queda de vida a quien te está diciendo “Adiós”.
Y no hay mucho más. Las últimas actualizaciones del juego del belga Dries Depoorter permiten abrir conversaciones individuales con miembros del chat o acudir a salas del idioma nativo de cada uno, pero la esencia es la que es: un intercambio de mensajes que, en ocasiones, nunca sabes ni si van a llegar a su destino porque el teléfono se puede apagar antes. Algunos escritos son tibias despedidas que arrojan más curiosidad que imaginación sobre el funcionamiento de la aplicación; otros, en cambio, las palabras buscan una respuesta que en ocasiones se encuentra: las conversaciones bidireccionales pueden darse, lo que le otorga un cariz enigmático.
Aún así, es especialmente bonita la idea de querer morir (tecnológicamente) acompañado por otras personas: el lecho de muerte vital siempre suele ser acompañado de los más cercanos, mientras que que se te apague el móvil puede ser una nimiedad más que te pase durante el día. Pero, ¿y lo curioso de compartir esos últimos segundos de vida tecnológica con otros que están en tu misma situación? ¿Y si, ahí, la muerte se convierte en el principio de algo más? No suele ser el verbo habitual, pero, por una vez, parece cobrar sentido la pregunta: ¿Te quieres morir conmigo?
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