Verano

¿Viajas este verano? No dejes que escaneen tu cara en el aeropuerto

“Instamos a las compañías aéreas y a los aeropuertos a que opten por formas menos intrusivas. En opinión del Centro Europeo de Protección de Datos, las personas deberían tener el máximo control sobre sus propios datos”, señalan desde la UE.

Pasajeros pasan los controles de seguridad en el aeropuerto de Barcelona-El Prat
Pasajeros pasan los controles de seguridad en el aeropuerto.larazon

La escena es relativamente nueva, pero cada vez más habitual: llegas de un vuelo internacional y junto a la identificación con el pasaporte, te instan a mirar una cámara que escanea nuestro rostro y almacena la información biométrica. El problema no solo es qué hacen con estos datos, sino cuánto tiempo los guardan. Y cuan seguro es. ¿El problema? La mayoría no sabemos que podemos negarnos a esto.

Resulta que negarse es factible, dependiendo del caso obviamente. Si viajas a Estados Unidos, por ejemplo, puedes negarte si tienes pasaporte estadounidense, si eres menor de 12 o mayor de 79 años, si eres tripulante de vuelo, funcionario de un gobierno o tienes ciertos tipos de visas según un documento de la Administración de Seguridad del Transporte (TSA).

De hecho, este organismo registró casi un mes atrás, el 23 de junio, casi 3 millones de personas examinadas en los aeropuertos del país. Mientras que, en la UE, en marzo llegaron a Europa 46 millones de turistas internacionales, es decir, de fuera de la UE. No se cuentan aquellos que realizaron vuelos internos, aunque tengan pasaporte de otros países no miembros.

En Estados Unidos, más de 230 aeropuertos están probando actualmente la tecnología de reconocimiento facial. El objetivo de la TSA es implementar la tecnología en los más de 430 aeropuertos. Mientras que en Europa ya son 11 países los que utilizan esta tecnología. De hecho, algunos miembros del Parlamento Europeo realizaron un estudio en el que se advierte que “parece haber poca comprensión sobre las formas en que se podría aplicar esta tecnología y el impacto potencial de una gama tan amplia de aplicaciones sobre los derechos fundamentales de los ciudadanos europeos”.

Esto no debería sorprendernos teniendo en cuenta que existen riesgos conocidos con esta tecnología, desde la posibilidad de que sus datos faciales sean robados hasta la posibilidad de que lo identifiquen erróneamente como un sospechoso criminal y no se trata de escenarios hipotéticos: ya se han producido estos errores. Y luego, por supuesto, está el sesgo de la IA: se sabe que la tecnología de reconocimiento facial identifica erróneamente de manera desproporcionada a las personas de color.

A esto hay que sumarle que la información se guarda durante mucho tiempo. Por ejemplo, en Estados Unidos, según documentos de la Agencia de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP), “las imágenes faciales de los viajeros no ciudadanos se conservan durante 75 años en apoyo de las actividades de inmigración, gestión de fronteras y aplicación de la ley”. Es decir, lo más probable que sea durante toda tu vida. Y más. A eso hay que sumarle que la CBP señala que “puede compartir información con autoridades federales, estatales y locales, que pueden estar autorizadas a utilizar la información para fines que van más allá del alcance de la misión de la CBP”. ¿Cuál es esta misión? Obviamente no se especifica. En cuanto a España, de acuerdo con AENA, la información se almacena durante un año máximo. También aseguran que los datos biométricos no se comparten con nadie, más allá de la aerolínea y las autoridades.

“Cada vez más operadores de aeropuertos y compañías aéreas de todo el mundo están poniendo a prueba sistemas de reconocimiento facial que permiten a los pasajeros pasar más fácilmente por los distintos puntos de control – concluye Anu Talus, director del Centro Europeo de Protección de Datos (CEPD)-. Es importante ser consciente de que los datos biométricos son particularmente sensibles y que su procesamiento puede generar riesgos importantes. La tecnología de reconocimiento facial puede dar lugar a falsos negativos, sesgos y discriminación. El uso indebido de datos biométricos también puede tener graves consecuencias, como el fraude de identidad o la suplantación de identidad. Por lo tanto, instamos a las compañías aéreas y a los operadores de aeropuertos a que opten por formas menos intrusivas, cuando sea posible. En opinión del CEPD, los individuos deberían tener el máximo control sobre sus propios datos biométricos”.