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Análisis de Resident Evil 2: cuando los muertos están más vivos que nunca

Capcom vuelve a sus orígenes de supervivencia y angustia en un remozado título que contentará a todos

Análisis de Resident Evil 2: cuando los muertos están más vivos que nunca
Análisis de Resident Evil 2: cuando los muertos están más vivos que nuncalarazon

Capcom vuelve a sus orígenes de supervivencia y angustia en un remozado título que contentará a todos

Hablar de Resident Evil 2 es hablar de historia (viva y muerta; viva, porque "resucita"a modo de remake; muerta, porque los zombies yacen en este estado, a pesar de parecer que tienen vida: un lío, vamos) de los videojuegos. Tras una serie de vaivenes de la saga coqueteando con la acción y con el género del third person shooter más que con el survival horror que tanto la caracterizaba, Capcom parece querer volver a la senda de la angustia, del pánico y del terror a través de la escasez de balas, de la ausencia de recursos y de los paseos interminables por espacios acotados. Y es que este remake es más que un remake: es una oda a un clásico, remozado con un mimo y una mano izquierda dignos de señalar y que, sin miedo alguno, puede tratarse como uno de los títulos de la generación.

Hablar de Resident Evil 2 es hablar de un laberinto en el que hay que perderse para encontrar la salida, que no es otra que la verdad: Raccoon City sufre una epidemia que convierte a todos sus ciudadanos en criaturas deshumanizadas, y son dos personas totalmente normales las llamadas a salvarla y a destapar su verdad. Leon y Claire, Claire y Leon; un policía que cumple su primer día de trabajo; una hermana de un soldado S.T.A.R.S que busca respuestas sobre el paradero de este. Es en la comisaría donde ocurre todo el meollo, donde las preguntas comienzan a brotar y donde las respuestas se buscan a base de balas, sprays curativos y llaves multiformas.

Es interesante ver cómo un metroidvania clásico, un género cada vez más explotado por la escena independiente y menos atrevida en los estudios Triple A, se siente tan cómodo en los tiempos de hoy en día abrazado por una compañía grande. Es un juego de explorar, de frustrarse y de dar muchas vueltas: de buscar llaves que abran una serie de puertas, objetos que detonen una puerta para conseguir cambiar de zona y claves que abran cajas fuertes o taquillas plagadas de recursos. De tener un puzle, no encontrar la solución y dar vueltas hasta toparse con un objeto que en su haber la esconde. De progresar, de tropezarse y de no encontrar la manera. Resulta muy estimulante apreciar cómo a ese sentimiento de avance le acompaña la evolución del personaje: las armas nuevas, las riñoneras, los objetos que abren nuevas zonas: todo forma parte de un todo que funciona mucho mejor que la suma de sus partes.

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Parece que no, pero dar vueltas es gratificante a la par que difícil: los zombies que pululan por la comisaría de la ciudad no se amedrentan ante una, dos o tres balas: huelen el miedo y actúan conforme a él, de manera muy inteligente y lograda. No se mueven de la misma forma, no actúan igual al cambiar de zona y perseguirán a los protagonistas de una manera diferente tras un checkpoint. La inteligencia artificial queda muy lograda, y se recupera la figura del boss de manera muy satisfactoria. Los jefes del juego se alojan en escenarios pequeños y reducidos, aumentando la sensación agorafóbica y dejando no muchos recursos al alcance del jugador.

No hay nada mejor que apreciar lo bien que ha envejecido una historia sobre corrupción, mentiras y muertos-vivos tras 21 años de letargo; una historia que bien podría ser extrapolada a tantos casos reales que se viven hoy en día. Las subtramas de cada personaje enriquecen más si cabe una diégesis muy cuidada y elaborada, muy bien trabajada y que perfectamente podría pasar como una situación real del siglo XXI. Resident Evil 2 es un cántico a todos: a los que no lo jugaron, para saber apreciar y para entender el impacto que tuvo el título hace dos décadas y su repercusión en la actualidad; y a los que sí, para hacerles recordar esa sensación que se había ido diluyendo con el paso de los años y de la saga. Resident Evil 2 está ahí por y para todos: raro sería que alguien no se sintiera disgustado entre tanto licker y vísceras, justo eso que Capcom quiere hoy y quería hace años.