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Todo lo que se pierde uno durmiendo

Apple TV+ estrena hoy los tres primeros capítulos de «Noches en vela», comedia británica sobre el amor entre insomnes

Danny es un periodista noctámbulo y agorafóbico
Danny es un periodista noctámbulo y agorafóbicoApple TV+

Hace casi 25 años que las noches en vela se pasaban frente al Messenger. Allí miles de desconocidos compartían su falta de sueño como síntoma o por motivos lúdicos, y de amistades forjadas día tras día (más bien noche tras noche), incluso entre países, podía además llegar el amor. Ahora es más fácil desvirtualizarse gracias a las cámaras web y a las videollamadas, pero parece que eso no le resta romanticismo. En ese mundo nos introduce la serie «Noches en vela» («Still Up»), la nueva comedia que estrena hoy Apple TV+ y que se trata de una de sus grandes apuestas para esta nueva temporada. Y vaya si lo es.

Gracias a sus ocho capítulos conoceremos a dos insomnes de manual, la ilustradora y alegre Lisa, interpretada por la actriz Antonia Thomas («The Good Doctor») y el periodista con agorafobia Danny, con el actor Craig Roberts («Submarine») en su piel. Estos dos personajes se pasan las noches colgados al teléfono móvil y al portátil con conversaciones nocturnas de todo pelo. Creada y escrita por Steve Burge y Natalie Walter y dirigida por John Addis, es un homenaje a la fauna nocturna en general. Se trata de una serie deliciosa con un humor muy fino y tratada con la delicadeza que merece en su iluminación y montaje. El espectador tardará pocos minutos en sentirse a gusto con Lisa y Danny, que tendrán las más desternillantes conversaciones, que van desde que de qué parte de su cuerpo podrían prescindir, hasta sus confesiones más vergonzosas. Además, la agorafobia de Danny le impide salir de su casa (con recurrentes ataques de pánico) y da lugar a las situaciones más surrealistas de cada episodio, como el primero en el que no quiere asistir a la fiesta de sus vecinos –y gatos– y se pasa el capítulo arrastrándose por el suelo e inventando un nuevo sistema de recepción de pizza. No pierdan detalle al perturbador vecino que se convertirá en un habitual. Enfrente vive su compañero Adam (Luke Fetherston), que siempre aparece en el momento más in(adecuado). A diferencia de Danny, Lisa tiene las conversaciones por videollamada desde las distintas actividades a las que se dedica en sus noches sin dormir. Lo mismo va a la farmacia para comprar a escondidas de una madre rival, que se tira todo el metraje en un autobús hasta acabar casi desnuda (gran capítulo 2). La relación de amistad entre los protagonistas es inquebrantable y nos va llevando lentamente (a veces no tanto) a pensar en cuánto tardarán en enamorarse el uno del otro dadas las compatibilidades que les unen en cada episodio y que son evidentes para todos menos para ellos. Pero conocer el posible final del viaje (¿lo harán o no lo harán) no le quita ni un ápice de encanto. De hecho sus creadores ya advirtieron que «este espectáculo trata sobre las emociones reprimidas, los sentimientos que no se expresan», y con ello buscan atraer y enganchar a la audiencia.

También comprobaremos cómo Danny intentará tener una cita (qué capítulo) mientras Lisa hace lo imposible para recuperar la ilusión con su pareja, Veggie (Blake Harrison), que parece no darse cuenta de nada, solo atento a su propia vida, vídeos tutoriales aburridos y máquinas de arcade y zombies. Todo lo que sucede alrededor de ellos les señala una sola dirección, pero el viaje es delicioso y el mundo insomne ofrece actuaciones memorables de los protagonistas, a los que observas cómo siguen queriéndose a pesar de sus múltiples defectos. La química entre los protagonistas tiene detrás un trabajo actoral excepcional, regado de humor británico y un aura de intimidad solo roto en ocasiones aisladas por el mundo exterior. Pero la mayor parte del tiempo son solo conversaciones frescas e ingeniosas entre dos personas separadas en el espacio, raro aliciente en una serie actual, pero de la que disfrutarán los espectadores que buscan la calidad. La propia situación evita escenas de guion que podrían incurrir en el error de convertirlo en tópicos de una relación normal con su primer encuentro, el amor a primera vista y esas lindezas.

Lisa es abierta y espontánea hasta la exageración y Danny es retraído y torpe y esa conjunción, aparte de depararnos el intercambio de consejos cuanto menos dudosos, también hará las delicias de cualquiera que quiera ocupar su noche viendo «Noches en vela».