Feria de Bilbao
Arrebatador debut de Ginés Marín en una mañana gloriosa
Interesante actuación de Posada de Maravillas y destacado comienzo de Terrón con la buena novillada de El Freixo.
Olivenza. Se lidiaron novillos de El Freixo, de buen juego. El 1º, bravo y bueno; 2, sensacional, de mucha clase y calidad; 3, rebrincado e irregular; 4 y 5, nobles y manejables, pero les falta finales; 6, más complicado. Dos tercios de entrada.
Posada de Maravillas, de azul y oro, estocada que hace guardia, estocada contraria (saludos); estocada contraria (oreja). Luis Manuel Terrón, de grana y oro, pinchazo, estocada trasera, siete descabellos, aviso (vuelta); estocada (oreja). Ginés Marín, de verde y oro, estocada (dos orejas); estocada (dos orejas).
Habían salido sólo dos novillos y teníamos todos los argumentos del mundo. Sí hay futuro y está enraizado ya en el presente. El Juli, con su ganadería de El Freixo, echó dos novillos de sobresaliente. Un primero bravo, bravísimo, rompedor e incansable y un segundo, noble a rabiar y con una clase y calidad extrema, que mereció la vuelta al ruedo. Posada de Maravillas se entretuvo en coser una verónica a la otra con ese primero. Cadencia y gusto. Pura magia después con la muleta, con la zurda. Por ahí viajaba hasta el infinito el novillo, la expresión que le ponía el novillero era brutal, de pellizcarte el estómago. Así una y otra vez. Si la espada...
Si hubiera entrado también como debiera en el segundo, ¡qué calidad tuvo "Rejonero"! estaríamos hablando de otro premio para Luis Manuel Terrón, que debutaba esta mañana. Debut a lo grande, con buen concepto y toreo despacioso, porque el toro cogía el engaño a esa velocidad de crucero a la que el toreo se vuelve oro. Disfrutó Terrón, y el público loco, con el chaval y con el novillo.
Pero el lío gordo estaba por llegar. Qué locura. Una puesta en escena de las que marcan las diferencias y los recuerdos. Un nombre. Otro estreno. Ginés Marín. Ni una paso en falso. Ni uno de más. Se fue a portagayola y el novillo de El Freixo le pasó por encima. Faltaba mucho por llegar. Y llegó una sorpresa mayúscula. Un chaval que debuta con una capacidad inmensa, un valor de otro mundo que fue capaz de dominar la situación con un novillo irregular y rebrincado, que nada tenía que ver con la claridad de los anteriores. Brutal el conocimiento de los terrenos, desmesurado el rechazo del miedo, alarde de valor del bueno. Formó un lío bueno y regaló algunos muletazos de calidad extrema. Una ilusión, futuro, calor tras el frío invierno que nos destroza el alma. Apunten el nombre, Ginés Marín. Punto y aparte. Una faena de figura del toreo pero de un recién llegado. Estamos de enhorabuena todos.
Posada firmó naturales de altos vuelos con el cuarto, un novillo noble y manejable al que le faltó finales. Anduvo el novillero perfecto de principio a fin y pudimos ver muletazos extraordinarios, de una mañana de toreo bueno, mucho más allá de los trofeos, de los números o de las puertas grandes. Grande era lo que estaba ocurriendo, lo que está ocurriendo en el ruedo de Olivenza.
Quiso hacer todo Terrón con el quinto, que tuvo nobleza a mares y se dejó hacer. Buena actitud del novillero que da su primer paso al frente.
Quedaba el segundo cartucho de Ginés Marín y la expectación era máxima. Lo bordó con el capote, después del valor de una larga de rodillas llegó el toreo bueno, a ralentí a la verónica. Había que llevar y mandar mucho a ese sexto, que tendía a meterse por dentro, y lo hizo. No era el de El Freixo fácil pero resolvió. Impresionante el sitio, los terrenos que pisó buscando un pitón contrario infinito y los logros. Torero mayúsculo y apuesta seria. No ha venido a pasar el tiempo, y mucho menos a perderlo.
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