Toros
Cumpleaños feliz
Roca Rey indulta a «Orgullito» y sale a hombros junto a Alejandro Talavante en el centenario de la plaza de toros de Albacete
Roca Rey indulta a «Orgullito» y sale a hombros junto a Alejandro Talavante en el centenario de la plaza de toros de Albacete.
Albacete. Corrida del centenario. Toros de Domingo Hernández y Garcigrande, desiguales de presentación. El 1º, cambiante; el 2º, noble y repetidor; el 3º, blando pero bueno; el 4º, indultado; el 5º, sin romper; el 6º, sin emplearse; el 7º, noble y colarador; 8º, complicado y a la espera. Lleno.
El Fandi, de azul pavo e hilo negro, entera y descabello (oreja); entera (ovación) .
Miguel Ángel Perera, de blanco y azabache, casi entera (oreja); pinchazo y estocada (ovación).
Alejandro Talavante, de azul purísima y pasamanería negra, entera, (oreja); entera (dos orejas)
Roca Rey, de blanco e hilo negro, dos orejas y rabo simbólicos tras indulto; entera (dos orejas).
Albacete celebró a lo grande el centenario de su plaza, un coso que estrenaron Gaona, Saleri II y Joselito, que fue el triunfador de la tarde, saliendo a hombros tras cortar dos orejas.
Y si hace un siglo se lidiaron toros de Fernando Villalón, el ganadero poeta que quería criar toros con ojos verdes, ahora se lidió una corrida de Domingo Hernández y Garcigrande que en el ecuador del festejo ya habían dado una oreja a los tres primeros espadas y convertido la tarde en historia cuando Roca Rey indultó a “Orgullito”, toro colorado, marcado con el número 55, de 517 kilos de peso y con el hierro de Garcigrande.
El torero peruano, que ya se hizo aplaudir con las saltilleras con que quitó, puso la plaza boca abajo con los pases cambiados por la espalda que abrieron su faena a este toro, humillado y obediente y que se arrancaba a todo lo que se movía. Su joven matador, valentísimo, bajó mucho la mano, vaciando siempre atrás las embestidas e, incansable, disfrutando con la bravura de su oponente, al que instrumentó otra media faena tras haber sido indultado.
Antes El Fandi había cortado la primera oreja a un toro cambiante, que manseó de salida pero que acabó embistiendo y con el que se lució al torear de capa, brilló en banderillas y anduvo fácil en el último tercio.
Salió muy espoleado con el quinto, tirando de repertorio con la capa, espectacular con los rehiletes y dando fiesta a la gente. Pero la cosa no cuajó al no romper el astado, quedando su quehacer un tanto deslavazado.
Otra oreja paseó Perera del segundo por una labor valiente y templada, buscando la quietud y la ligazón pero alargándose en su quehacer, lo que le puso más cuesta arriba el matar, peleándose a cara de perro con el sexto, un animal engallado siempre pendiente del torero, sin entrega y a la caza. Tuvo mucho mérito el afán del torero extremeño, que se jugó el tipo de verdad.
También salió a hombros Talavante, que basó su primer turno en el toreo al natural, templando y ligando en una faena sobria y maciza, sin alharacas innecesarias, redondeando su actuación con el noble y pastueño séptimo, al que toreó sin prisa y muy relalajado en otro quehacer medido que remató con un estoconazo inapelable.
Cerró la celebración un toraco de casi 600 kilos, gran alzada y malas intenciones que puso en apuros al peonaje. Pero enseñó pronto lo malo y eso ayudó a que Roca Rey, muy firme, le plantase cara sabiendo cómo: bajándole la mano, yéndose al pitón contrario y tragando lo que ya está escrito. Valor de ley. Aniversario feliz. ¡Y que cumpla muchos más!
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