Figuras con papeles cambiados

Rejoneadores por un día. Ya lo habían avisado desde el mismo día de presentación del festival. También lo airearon luego, días más tarde, con luz y taquígrafos en las redes sociales. Las figuras pusieron un pie en el estribo y tomaron las riendas de algunas de las monturas estrella de Diego Ventura para banderillear a caballo a sus astados en un entretenidísimo festival taurino en el que el jinete hispano-luso tomó el camino contrario y echó pie a tierra para torear templado, a placer, con capote y muleta.

Ya desde antes del paseíllo, que presidieron dos leyendas del rejoneo como Ángel y Rafael Peralta, La Puebla respiró un aroma especial y no sólo por el romero que engalanó la avenida principal a la plaza. Un hervidero de gente que llenó hasta colgar el «No hay billetes». La ocasión lo merecía. Lea Vicens –lástima de recaída del maestro Ojeda– paseó una justa oreja del primero, con el que se lució gracias a «Bético» y «Desafío». Reunión y pureza en las suertes.

Tomó el relevo Morante y el termómetro se disparó. Suavidad a pies juntos con el capote y una media de ensueño antes de dejar un par a dos manos sobre «Remate». Tampoco hizo ascos a las cortas. Puro genio. El Juli no quiso ser menos y rayó al nivel de un profesional: toreo a dos pistas, quebrando al pitón contrario, cites de frente... Un recital. Ambos pusieron la guinda con un precioso quite al alimón por chicuelinas en el novillo de Ventura, al que banderillearon a pie el propio Ventura y El Juli con Talavante y El Fandi. El rejoneador hizo el resto con la muleta dejando muletazos de dulce, muy relajado y templado.

En La Puebla del Río (Sevilla), festival a beneficio de Cáritas, de la Asociación de Niños hacia el Futuro (Anef) y del niño Borja Cabello Rodríguez. Astados de Fermín Bohórquez y uno de La Campana, terciados y de buen juego. Lea Vicens, oreja; Morante, dos orejas; El Juli, dos orejas y rabo; El Fandi, dos orejas; Alejandro Talavante, dos orejas; Diego Ventura, dos orejas; y el novillero Pablo Sobrino, dos orejas y rabo. Lleno de «No hay billetes».