Feria de Abril

Góngora, toreo sevillano sin espada

Voluntad de Caballero y quietud de Ritter, aceptables pero insuficientes

Lama de Góngora torea con la derecha al tercer ejemplar de Juan Pedro Domecq ayer en Sevilla
Lama de Góngora torea con la derecha al tercer ejemplar de Juan Pedro Domecq ayer en Sevillalarazon

La Maestranza (Sevilla). Primera de la Feria de Abril. Se lidiaron novillos de Juan Pedro Domecq (el 5º como sobrero) y Parladé (1º, 5º, devuelto, y 6º), justos de presentación, nobles pero faltos de fuerzas. El 2º y el 6º destacaron por su mayor duración. Más de media entrada.

Gonzalo Caballero, de blanco y plata, estocada (saludos); estocada casi entera, tres descabellos (silencio).

Sebastián Ritter, de purísima y oro, estocada (silencio); seis pinchazos, cinco descabellos, aviso (silencio).

Lama de Góngora, de grana y oro, aviso, dos pinchazos, media estocada, segundo aviso (saludos); cuatro pinchazos, dos descabellos, aviso (saludos).

Parte médico de Gonzalo Caballero: «Conmoción leve con policontusión en codo derecho y parrilla costal derecha. Exploración neurológica normal". Pronóstico: "Leve, continúa la lidia».

Atrás quedó la ilusionada espera, el descanso taurino a las retinas ávidas de un espectáculo tan especial, del colorido de La Maestranza, de la ilusión de los jóvenes toreros. Tras unos días de descanso para digerir el triunfo de El Juli, toca buscar toreros en esta esperanza, que no es de la Macarena, de Triana, ni de la «madrugá», sino de los jóvenes que comienzan en la atardecida maestrante.

Gonzalo Caballero puso empeño en sacar partido al primer novillo de la tarde y primer astado de la feria. Pero a ese animal, que tuvo mucha nobleza, le faltó raza y agresividad. El novillero quiso aprovecharlo, primero; y taparlo, después. En ese intento, se llevó sendas volteretas, la primera al lancear de capote al poco de salir el novillo. Con la muleta, intercaló tandas sobre ambas manos con suavidad. Templanza. Pero no pudo levantar la obra deseada ante las frías embestidas de su oponente, que le volvió a coger feamente. Lo arrolló al instrumentar unas bernadinas y quedó inconsciente en el ruedo, pero se repuso y volvió a la cara del novillo. Tras estoquearlo, el madrileño pasó a la enfermería.

Caballero salió restablecido para recibir al cuarto utrero frente a chiqueros de pie y no de rodillas. Con la muleta puso más voluntad que lucimiento, pues el novillo llevó la cara alta y apenas se empleaba en las embestidas. Su labor no levantó el vuelo, eso sí, mostró disposición.

Sebastián Ritter puso sobre el albero de La Maestranza una conjunción de toreo basada en la quietud, verticalidad y ligazón de muletazos. Pero a su faena le faltó sentido de la estética y la emoción que, a veces, otorga el perder algunos pasos y dejar venir al novillo. Pero sí puso valor el novillero colombiano con un ejemplar que, además de nobleza, acometió con calidad. En cambio, con el quinto, que salió como sobrero al ser devuelto el titular tras partirse un pitón, el novillero volvió a poner voluntad, pero este animal adolecía de escasa fuerza y realizaba un molesto cabeceo. Ritter intentó afianzarlo, pero su labor no pudo alcanzar los niveles deseados. Mal con la espada.

Lama de Góngora llegó tan dispuesto a su presentación con picadores en Sevilla, que se fue a la puerta de chiqueros y ahí recibió al utrero con una larga cambiada. Mostró que ha madurado en este invierno y que su toreo mantiene la elegancia y el buen gusto que le sirvió para abrir la Puerta del Príncipe la temporada pasada en novilladas sin picadores. El novillo tuvo nobleza y la fuerza suficiente para que Lama de Góngora mostrase ese buen gusto y elegancia que acaba en estética y que llega con claridad a los tendidos. Faena sobre las dos manos, con suavidad, algo falta de emoción, pero que malogró con el mal manejo de la espada.

Repitiría la historia ante el sexto. Lo recibió con una larga cambiada frente a chiqueros y otras dos en el tercio. Gustó con la muleta. Primero en las tandas sobre la derecha y luego sobre la zurda. Tuvo el don de la comunicación con el público y un estilo muy del gusto de esta tierra, aunque en ocasiones le tropezase la muleta, pero de nuevo falló con la espada y la posible concesión de oreja volvió a quedar en la ovación de reconocimiento del público. Al final, no hubo triunfo en la primera de feria, aunque sí algunos detalles de interés que finalmente no fueron suficiente.