Toros
La categoría de Fino tapa el indecoroso trato
Varea y Cayetano cortan una oreja con la mejor disposición en un ruedo que era un barrizal en la última de Castellón
Con una hora casi exacta de retraso comenzó el festejo. Una vergüenza porque hacía 20 minutos que el ruedo estaba apañado, porque decir arreglado es mucho cuando lo que se va a poner en juego ahí es la vida. Hay demasiados intereses detrás para que la tauromaquia se antoje un juego limpio, pero hacer esperar a la gente una hora, con el cachondeo en toda regla de los anuncios por megafonía de retrasos a la espera de valorar resultaron una exaltación de soberbia y un desprecio al espectador que aguantó el frío, la humedad y la lluvia una hora más de lo que le correspondía por pura afición, porque con la baja de Ponce por Finito tenían derecho a devolver la entrada. Y encima se le maltrata. El milagro hoy en día no es que la Fiesta siga viva con los ataques de los antitaurinos es que sigamos vivos tal y como se gestiona el espectáculo desde dentro. Maltrato. Pero cada uno hace sus cuentas y tira. Buen trato fue lo que hizo El Fino al cuarto. Contra todo pronóstico, porque no solo jarreaba sino que el ruedo volvía a ser un barrizal. Inevitablemente. De la misma manera le brota a Juan la torería por los cuatro costados y cuando eso ocurre es como si se parara el tiempo, como si entráramos en calor, aunque el frío anidara en los huesos desde hacía tiempo. El toro se quería ir y se iba. El torero se quería quedar y se quedó, en esa ecuación disfrutamos de algunos muletazos antológicos con uno, ya al final, aprovechando la querencia del toro para dentro, que podría llegar a Madrid y seguiríamos perdiéndonos en el recuerdo. Quiso Finito, larguísima era la arrancada de animal y lo gozamos, a pesar de todo. La espada hizo guardia y los números no salieron. Se había movido mucho el primero con aspereza y no lo vio claro Fino, a pesar de que lo intentó.
Cayetano se tomó su tiempo con el segundo, noble y repetidor. No fue una labor maciza en la estructura, pero sí tuvo todo aroma y el empaque de la casa. Y la parsimonia, con los vuelos el embroque. Lo mató en la rectitud y arriba. Rajado el quinto determinó la faena siempre a la deriva.
Mucha movilidad pero incertidumbre tuvo el tercero. Sabor la capa de Varea y altibajos la faena de muleta a un toro que era raudo en los movimientos e incierto. Disposición siempre, a pesar de los desafíos del animal. Lo mejor fueron un par de pases desmayados y la contundente estocada que puso fin. Le pidieron el doble premio y el presidente no lo dio. Curioso que eligiera este día y este torero para racanear. ¡Qué cosas! Tampoco fue fácil el sexto, que no tuvo clase y tuvo Varea que trabajarse cada muletazo. Lo hizo en la verticalidad, cuando el toro paró, buscó el éxito por todos los caminos. No le quedaba otra, la espada dijo nones y el público, inconmensurable, tan fiel y calado hasta los huesos. Sin palabras. Indecorosa había sido esa hora de espera. Y las formas.
FICHA DEL FESTEJO:
Castellón. Última de feria. Toros de Olga Jiménez, 1º y 5º; Peña Francia, 2º y García Jiménez, 3º, 4º, y 6º; muy terciados de presentación. 1º, movilidad y áspero; 2º, noble y repetidor; 3º, con mucha movilidad pero incierto; 4º, rajado pero bueno; 5º, rajado; 6º, sin clase. Menos de media.
Finito, de negro azabache, estocada baja, tres pinchazos, aviso, bajonazo, seis descabellos (silencio); estocada que hace guardia, dos descabellos (saludos).
Cayetano, de turquesa y azabache, buena estocada (oreja); estocada buena (saludos).
Varea, de marino y oro, estocada (oreja con fuerte petición de la segunda); dos pinchazos, estocada corta, descabello (saludos).
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