Sevilla

La plenitud de Ventura, el descaro de Hernández

Ambos rejoneadores pasean una oreja en el primer festejo de rejones del abono isidril

Ventura clava una banderilla al cuarto, del que cortó una oreja, a lomos de «Nazarí»
Ventura clava una banderilla al cuarto, del que cortó una oreja, a lomos de «Nazarí»larazon

Las Ventas (Madrid). Novena de la Feria de San Isidro. Se lidiaron toros de Fermín Bohórquez, de correcta presentación. 1º, 2º y 5º, con movilidad y nobleza; 4º y 6º, manejables; el 3º, imposible, muy aquerenciado. Tres cuartos de entrada.

Diego Ventura, dos pinchazos, rejón trasero y caído (ovación); pinchazo, rejón fulminante (oreja). Leonardo Hernández, rejonazo (ovación); rejón trasero (oreja). Andrés Romero, que confirmó alternativa, cuatro pinchazos, rejón entero, pie a tierra, tres descabellos (silencio); rejón que hace guardia, cinco pinchazos, aviso, rejón entero, pie a tierra, descabello (silencio).

El gol de Diego Godín alteró el rito. En plena ceremonia de confirmación de Andrés Romero. El silencio, la solemnidad, resquebrajados por varios gritos al unísono desde el gentío. La Liga en juego en tarde de rejones. El transistor y el auricular, presentes en cada tendido. En el tercero, el murmullo se tornó algarabía. El Atlético, campeón. Sobre el ruedo, no hubo títulos, pero sí un líder en plenitud, coloso Diego Ventura, que perdió su duodécima Puerta Grande con el acero. Junto a él, un joven con el descaro propio del hambriento de triunfo, Leonardo Hernández, que quiere seguir su estela.

Ventura salió a por todas en el segundo. «Importante» hizo honor a su nombre y mostró gran fijeza durante la lidia que, unidas a su nobleza, posibilitaron la inmediata conexión del centauro hispano-luso con el tendido. Lo paró con «Maletilla» en un palmo de terreno y «Chalana» se lo dejó llegar muy de cerca de costado. Templadísimo, hubo arriesgados cambios de pista pisando terrenos comprometidos por los adentros. La faena, sin embargo, rompió con «Milagro». El tordo es una de las estrellas de su cuadra por derecho propio. Dos garapuyos citando y quebrando muy en corto, a un metro escaso, con esos amagos de arrancada ya clásicos en el equino. Muchísimo mérito. Puso la rúbrica con «Remate» en un carrusel de cortas al violín. Luego, pinchó la suerte suprema por dos veces y no hubo opción de trofeo.

Los pañuelos sí afloraron en el cuarto para premiar con una oreja otra labor excelsa. Gustó con «Marsellés» en el recibo y con el bayo «Oro» en banderillas. Sin embargo, el armazón de su faena tuvo a «Nazarí» como actor principal. El castaño, otro de los cabeza de cartel de Ventura, llevó cosidas las astas del toro a milímetros del estribo. A dos pistas. Muy templado. Vueltas completas al anillo esquivando los derrotes de la res. «Mandela», muy jaleado por sus balanceos, cerró el tercio. De nuevo, conexión total. Y otra vez, en hueso, cayó el acero al primer envite. No fue óbice para una justa oreja. La docena de Puertas Grandes tendrá que esperar, al menos, hasta el próximo sábado.

Leonardo Hernández regresó a Madrid, por fin, con su cuadra titular después de tener que reinventarse el año pasado con sus caballos en México por problemas en los traslados. Una oreja arrancó del quinto, bravo y colaborador. Hernández supo entender la condición del animal y en los medios supo vertebrar una faena en la que destacó especialmente «Amatista». Ceñidísimo en los cambos de pista. Auténticos derechazos por los adentros. Bueno también el par a dos manos a lomos de «Xarope». «Venenoso» terminó de contagiar al respetable y gracias a un certero rejón en la boca de riego aseguró el preciado botín.

Antes, el pacense descordó al tercero, aquerenciado y desentendido con el que tuvo que realizar un enorme esfuerzo para sacarle de las tablas. «Verdi» trató de encelarlo y arriesgó mucho para dar lustre a su quehacer, pero era una quimera. Pese a ello, se valoró su perseverancia y se le pidió con fuerza la oreja, que no llegó por ese mal uso de los aceros.

Andrés Romero no estuvo fino con el rejón de muerte toda la tarde. El onubense ha pasado en quince días por dos escenarios de los que pesan. Sevilla y Madrid. Alternativa y confirmación. Compromisos de envergadura. De los que imprimen categoría a una carrera. Si en La Maestranza paseó dos orejas y perdió con el descabello la Puerta del Príncipe, en Las Ventas el acero volvió a ser talón de Aquiles. En su primero, se lució en banderillas con «Conquistador», que estuvo a punto de salir corneado en un tremendo topetazo del toro después de no responder a su jinete, y «Guajiro», que hizo las delicias del tendido con sus piruetas. Hasta tres giros de 360 grados en la cara del toro para salir de la suerte. Elasticidad a raudales. Luego, el rejón romo hizo que se esfumara la oreja. Hasta cuatro pinchazos de Romero. Silencio. Una cariñosa ovación se llevó en el sexto con el que clavó con pureza a lomos de «Cantú» para combinar la vertiginosa energía de «Guajiro». «Bambú», con las cortas, acercó la oreja, pero de nuevo la suerte suprema mandó al traste cualquier opción.

Primera de rejones. Sin Puerta Grande. Cerrada. Tendrá que esperar, como esa anhelada docena para Ventura. Sólo dos orejas en tarde de alirón rojiblanco.