Pamplona
La vida en blanco y rojo: Pobres de nosotros
Anda diciendo mi amigo Carlos Vivanco que en los años 50 las fiestas de Pamplona duraban del 6 al 20 de julio. Eran otros tiempos y hablábamos de una feria local, de tratos ganaderos y sin haber sido azotada por Hemingway. Hoy, llega el día del «Probre de mi» y se nos queda un vacío en el alma difícil de superar. Se apagan las luces de una ciudad llena de vida y jolgorio que en su edición 2018 ha sido, pese a quien pese, calmada. Nadie puede imaginarse después del huracán mediático sobre «La Manada», la balsa de aceite que ha sido el serial pamplonés este año. Menos gente en ocasiones, pero las mismas ganas de diversión y apenas indicendes. Los mismos escasos episodios que en unos encierros vertiginosos, siempre batiendo récords y que configuran, incluso, los Sanfermines del futuro. Época de ocio en transición, donde la gente se mide más que antes, los fines de semana son los protagonistas y hay menos guiris por navarrería.
Cuando a la media noche del 14 de julio empecemos a entonar el «Ya falta menos» estaremos haciendo un paréntesis de un año que es sólo un pasatiempo hasta el próximo chupinazo. Pobres de nosotros que tenemos que guardar el pañuelo rojo todo este tiempo. ¡Viva San Fermín!
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