Ferias taurinas

Los sonidos del silencio

Ni una ovación en la primera de feria en Algemesí

Roberti Armendáriz en una foto de archivo
Roberti Armendáriz en una foto de archivolarazon

Ni una ovación en la primera de feria en Algemesí

Algemesí, 23 de septiembre. Primera de feria. Lleno

Cuatro novillos de Partido de Resina, bien presentados y serios pero de poco juego, y uno para rejones de Prieto de la Cal, manejable.

Álvaro Conquero (de blanco y plata), media, aviso, tres pinchazos, entera, aviso, pinchazo, entera y descabello, silencio; pinchazo, corta, aviso, dos descabellos, silencio.

Aitor Darío “El Gallo” (de pavo y oro), dos pinchazos y estocada, silencio; dos pinchazos, aviso, entera y descabello, silencio.

Roberto Arméndariz, rejonazo y descabello pie a tierra, silencio.

Saludó tras parear al cuarto Jesús Carvajal.

Comenzó la Feria de las Novilladas de manera mustia y muy desangelada. Con un festejo de perfil tan bajo que casi no parece que haya empezado la mejor y más importante feria para novilleros.

Y eso que había argumento para que la función fuese interesante. Para empezar, novillos de Partido de Resina, bien presentados, serios y con cuajo pero... de muy poco juego. Sólo el lidiado en cuarto lugar, también el que más pareció ser un pabloromero de verdad, resultó más bonancible y manejable. El resto fue duro y muy a la defensiva y sin dar facilidad alguna a sus matadores, que tampoco lo acabaron de ver claro en momento alguno. Con decir que la única ovación de la tarde fue para el tercero de la cuadrilla de Álvaro Conquero, Jesús Carvajal, está casi todo dicho. Fue con ese novillo más claro, con aspecto y apariencia de toro hecho y derecho, y al que se masacró impunemente desde el caballo. Tuvo aún resuello para llegar a la muleta desplazándose y embistiendo con no mal son. Humillando y llevando cierta emoción en sus arrancadas. Pero Conquero no se confió y no acabó de aprovechar el buen aire que tuvo el novillo en la primera mitad de su lidia, viéndose luego my apurado para darle muerte.

También le costó lo suyo acabar con el que abrió plaza y feria, un ejemplar que desde que se hizo presente en el ruedo echó la cara arriba y buscó quitarse de encima todo aquello que le molestase, ponuendo en muchos aprietos a una cuadrilla que se mostró totalmente incapaz no sólo de lidiarle sino casi de poners edelante, dando un espectáculo bastante lamentable. El novillo fue a su aire, siempre con la cara por las nubes y sin entrega. Menos mal que tampoco tuvo maldad alguna, porque con el desconcierto que creó entre los subalternos y su jefe de filas hubise podido pasar de todo y nada bueno.

El segundo desarmó de salida a El Gallo, diestro triunfador en este mismo cos hace unos años y que ahora estuvo prácticamente irreconocible y tan difuminado que apenas si se le vio algún detalle. Le achuchó mucho este primero, con el que no se confió en absoluto y dejó una faena tan larga como irregular e intermitente al quinto, ofensivo y vareado con el que tampoco llego a coger confianza.

En el entreacto actuó el rejoneador Roberto Armendáriz, que se enfrentó a un novillo de Prieto de la Cal que sin gran entrega le dejó estar cómodo. Marró con los rejoens de castigo, que cayeron muy abajo, y en banderillas citó de frente, dando el pecho y clavando arriba, aunque también hubo pasadas en falso y cierta premiosidad en una labor que no llegó a unos tendidos tan predispuestos siempre al aplauso y al halago para el torero..