Toros
Manuel Escribano: «El dolor y la no respuesta del pie me llevan a la desesperacion»
El torero se encuentra inmerso en la rehabilitación tras ser corneado, el pasado 25 de junio, en la plaza de toros de Alicante por un toro de Adolfo Martín
El torero se encuentra inmerso en la rehabilitación tras ser corneado, el pasado 25 de junio, en la plaza de toros de Alicante por un toro de Adolfo Martín
Tocó la gloria en Sevilla y rozó la tragedia en Alicante. «Por eso es tan grande el toreo», nos comenta Manuel Escribano a LA RAZÓN pasado un mes de la espeluznante cornada que le partió las venas safena y femoral. Con voz tenue y con muestras de dolor hablamos largo y tendido.
–¿Cómo se encuentra?
–Bien. La recuperación está siendo bastante positiva. Los médicos no se esperaban que fuese tan rápida. Lo que más me está costando llevar es el dolor. Las noches son duras, pero, trabajando día a día, la pierna va respondiendo.
-Y, ¿psicológicamente?
–Intento mantenerme fuerte. Ayudarme mentalmente para aliviar el dolor y evadirlo con la idea de superación.
-¿Cuándo fue consciente de la gravedad?
-Desde el primer momento sentí por dónde estaba entrando el pitón. Sabía que esa zona era peligrosa. Y, efectivamente, cuando me levanté, caí al suelo, me miré y vi cómo brotaba la sangre. Ya dependía del equipo médico y de la suerte.
–¿Temió por su vida?
–No pensé que la vida se me iba, pero sí me asusté muchísimo. Sabía la cantidad de sangre que estaba perdiendo y que este tipo de cornadas suelen dejar muchas secuelas. Todo se me pasó por la cabeza, pero el fuerte dolor que sentía hacía que mi mente se concentrase en él y en la forma de aliviarlo.
–¿En qué se sustenta uno para reconfortarse en momentos tan difíciles?
–En intentar sobrevivir. El sufrimiento de lucha, de poder, de creer que no va a pasar nada, de ahí es de donde de verdad saqué esa fuerza que todos los toreros llevamos dentro. No te puedes agarrar a nada más, porque el dolor te invade y no te da tiempo.
–¿Lo más duro?
–Lo que estoy viviendo todavía: el dolor. No tengo paz en ningún momento. Es la cornada que peor estoy llevando.
–En 2013 ya pasó por otro trance similar, ¿le está ayudando a recuperarse?
–Totalmente. En esa cornada sí temí por mi vida. Sentí que me moría, que mi cuerpo se abandonaba. Durante los ocho meses de recuperación viví momentos duros, estuve mucho tiempo parado, y eso te hace fuerte ante nuevos percances, aunque es la lucha diaria y la capacidad de sufrimiento lo que te ayuda a recuperarte.
–Y todo el apoyo externo...
–Por supuesto. Lo que más me ha ayudado a llevar el día a día ha sido sentir el cariño de toda mi familia, compañeros y aficionados.
–¿Uno ve la vida con otros ojos tras estos dos percances?
–A raíz de todos estos momentos te das cuentas de que, muchas veces, nos complicamos la vida cuando no lo es tanto. Hay que intentar pasar el mayor rato feliz. La vida se te va en segundos.
–¿Qué se aprende ante momentos tan críticos?
–Todo. Debemos aprender de cada cosa que nos sucede. No me gusta sacar lo negativo. De aquella tarde en Alicante me quedo con las dos faenas, con lo que disfruté en la plaza. Desgraciadamente el toro me alcanzó, pero no creo que sean momentos negativos. A los toreros nos coge un toro porque estamos toreando y pisando terrenos comprometidos. Ahí es donde reside el valor del torero y donde está la grandeza del toreo.
–¿Ha visto las imágenes?
–Sí. Me gusta ver lo bueno y lo malo. He intentado saber por qué me alcanza el toro, qué he hecho mal.
–¿En qué momento de la rehabilitación se encuentra?
–Ahora mismo haciendo musculación para recuperar toda la fuerza física que he perdido durante este tiempo. Cuanto más me esfuerce, antes conseguiré que ese retorno venoso se haga fuerte y que la pierna se recupere.
-Ya ha comenzado a torear de salón...
-Fueron sensaciones muy raras. Parecía que no sabía torear. Volví a sentirme torero.
-¿Qué le está costando más: la recuperación física o mental?
-Muchísimo más físicamente. Mentalmente soy fuerte, siempre intento estar feliz y sacar la parte positiva a todo. Aunque reconozco que el dolor y la no respuesta del pie en determinadas situaciones te llevan a la desesperación.
–En esta temporada ha vivido emociones desorbitadas pero a la vez contrapuestas. La gloria y el fracaso...
–Por eso es tan grande el toreo. Puedes pasar de la gloria al sufrimiento en apenas un segundo. Lo que viví en Sevilla fue increíble, mágico. Ahora me está tocando vivir otro peaje de la profesión.
–¿Merece la pena pagarlo tan caro?
–Si es lo que quieres, crees en ti y estás al cien por cien, merece la pena totalmente.
–Víctor Barrio. Momentos difíciles para el mundo del toro.
–Me destrozó muchísimo. Víctor era muy amigo mío. Empezó a querer ser torero viéndome a mí torear, porque su tío, cuando yo empecé en este mundo, me estuvo ayudando. No dábamos crédito con la noticia. Pero al final, esto es así, le ha matado jugándose la vida y ejerciendo su profesión. Por eso hay que engrandecer el toreo, exigir el máximo respeto para todo aquel que se juega la vida delante del toro.
–¿Qué espera del toreo?
–Nunca he esperado que nadie me regale nada. Creo que cada torero tiene que labrarse su futuro. Lo que sí le pido al toreo es que sea justo, honrado. Que cada uno tengamos los que merecemos. Lo que se gana en la plaza tiene que ir a muerte.
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