Pontevedra
Morante enamora Pontevedra y Castella sale a hombros
El sevillano perdió los trofeos en el quinto por fallar con los aceros
Sebastián Castella, que inauguró la Puerta Grande de la Feria de La Peregrina 2013, y Morante de la Puebla, que paseó otro trofeo y pudo seguir sus pasos de no marrar con los aceros en el quinto, fueron los dos primeros nombres propios del abono pontevedrés.
El diestro sevillano, que ya se había gustado con el capote –a la verónica y en un quite por chicuelinas– y al natural en el segundo, firmó una obra muy importante en el quinto, el mejor astado del notable encierro de Alcurrucén. Volvió a brillar con el capote para luego trazar derechazos con enorme despaciosidad al astado, que tomó siempre la muleta con enorme bondad y son. Faena de enorme personalidad en los remates, que permitió dar rienda suelta a su inspiración. Entonces, llegó el turno de la espada y Morante pinchó en hueso dejando escapar un triunfo incontestable. Pese a todo, la afición le obligó a dar la vuelta al ruedo, que materializó en solitario sin su cuadrilla. Sin embargo, la Puerta Grande fue a parar a Castella, que sumó un trofeo en cada toro. Aprovechó el buen pitón derecho de su primero y, tras comenzar por estatuarios, puso todo lo que faltaba al sexto para atar la salida a hombros.
En Pontevedra, primera de la Feria de La Peregrina, se lidiaron toros de Alcurrucén, bien presentados y de buena condición. Muy nobles. Destacó la calidad del 5º. Enrique Ponce, saludos y silencio; Morante de la Puebla, oreja tras aviso y vuelta al ruedo tras aviso; y Sebastián Castella, oreja y oreja con petición de la segunda. Tres cuartos de entrada. Se guardó un minuto de silencio en memoria de las víctimas del accidente de tren de Santiago.
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