Ferias taurinas
«Pegaso» propicia la octava Puerta del Príncipe de Ventura
El jinete desorejó al sexto para triunfar en su encerrona en La Maestranza
La Maestranza (Sevilla). Quinta de la Feria de Abril. Se lidiaron toros para rejones, reglamentariamente despuntados, de Fermín Bohórquez, bien presentados, nobles y manejables. El 6º destacó por su entrega y duración. Casi lleno.
Diego Ventura, como único rejoneador, cinco pinchazos, rejón (silencio); rejón trasero (saludos); rejón (oreja); rejón (oreja); pinchazo, rejón (saludos tras petición); rejón (dos orejas).
El rejoneador hispano-luso Diego Ventura llegó muy dispuesto a La Maestranza. Nada más romperse el paseíllo, sacó al albero sevillano a la veintena de equinos que había preparado para esta encerrona. Ahí estaban los caballos toreros y su jinete hizo gala de una excelente doma. Bonito prólogo. No podía empezar mejor.
Tampoco desmereció el final. Había perdido algún trofeo por el rejón de muerte y ahí estaba el temor. Aún en juego la Puerta del Príncipe. Pero no erró. Con el caballo «Colorao» se fue muy de verdad y enterró el acero en el morrillo del encastado toro de Bohórquez. Detalles importantes había dejado en su faena, principalmente con un caballo muy joven, «Pegaso», con el que llegó la apoteosis y la sorpresa. Citó muy despacito, acercándose a la cara del toro, dejándose ver. Y cuando la res acometió, jinete y caballo retrocedieron hasta llegar el quiebro. La banderilla en todo lo alto. Quiebros inverosímiles con «Milagro». La tarde ya estaba cerrada. «Pegaso» de rejoneo y «Milagro» hecho realidad.
La primera oreja de la tarde llegó en la lidia del tercer toro, después de una labor completa. Diego Ventura recibió al toro a portagayola y aportó sabor a la suerte al utilizar la garrocha. Eligió a «Remate» para las banderillas a dos manos y dejó el rejón y las cortas para «Colorao».
En el cuarto, compartió lidia y las ovaciones siguientes con los dos sobresalientes de la corrida: Sergio Domínguez y Andrés Romero, que clavaron con acierto. La tarde se vino arriba y ya en solitario, Ventura finalizó con las cortas y un desplante muy cerca de la cara del toro.
Pudo y mereció premio también en el quinto. Petición del público hubo, pero el presidente no quiso atenderla y fue abroncado. Y es que Diego Ventura había entusiasmado de nuevo al respetable gracias a un rejoneo tan espectacular como puro. El entusiasmo se generalizó cuando sacó a «Morante», que reaparecía en esta tarde tras dos años de ausencia por una lesión. Con este caballo banderilleó en la corta distancia, y a la salida de la suerte, el equino mordía al toro. Como si no hubiera pasado el tiempo. El primero de Bohórquez tuvo nobleza y bondad. Le faltó algo de chispa y de codicia en las acometidas, pero resultó manejable para el rejoneador. A lomos de «Cheque» llegaron las banderillas al quiebro con cite corto y piruetas de infarto en la misma cara del toro. Se repitió la historia ante el segundo, pero ahora las cortas fueron al violín para cerrar con el desplante del teléfono. Lástima el rejón de muerte. Ese mismo que le arrojó a la gloria en el sexto.
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