Feria de Abril
Premio de Padilla; recuerdo efímero
El gaditano corta una oreja del cuarto toro en la Feria de Abril de Sevilla
- Maestranza de Sevilla. Festejo número 13 de abono. Se lidiaron toros de la ganadería de Jandilla y uno, tercero, de Fuente Ymbro, desiguales de presentación, manejables en conjunto, nobles y algo justos de fondo. Tres cuartos largos de entrada.
- Juan José Padilla, de purísima y oro, estocada corta y tendida, aviso, siete descabellos (silencio); estocada (oreja)
- Miguel Abellán, de berenjena y plata, estocada (saludos); pinchazo, media estocada (silencio).
- El Fandi, de carmín y oro, media (saludos); media estocada (ovación).
Estaba todo por hacer. O nada según se mire, pero eso lo supimos después. Juan José Padilla se asomó a las puertas del miedo, a la puerta de toriles ante el primero de la tarde, pasadas las rayas del tercio, esperó y le dio la larga, otras más aguardaba después. Todo en orden. Pensábamos. Creíamos. ¡Y un carajo! Fue tal vez al tercer lance cuando arrasó el toro con el capote y con quien estaba detrás. La cogida fue muy fea. Muy espectacular y además los percances tienen esa facilidad de desatar la imaginación y por supuesto no a un pensamiento idílico. Como el torero no parecía moverse del ruedo, saltaron todas las alarmas. Hubo que esperar un tiempito para cerciorarnos que ni cornada ni huesos. Se había salvado. Un milagro más. Y van unos cuantos esta feria. Después el toro de Jandilla, como casi toda la corrida, incluido el remiendo de Fuente Ymbro, sacó nobleza y se dejó mucho en la muleta, aunque estuvo muy desigual presentada y con el fondo justo. Punteaba el engaño el primero de Padilla, aunque en verdad se dejó hacer. La faena del gaditano estuvo presidida más por la voluntad que por los resultados.
En el cuarto cortó una oreja. Complicado de explicar. Le pegó una estocada de las buenas para acabar faena. Pero antes, el contenido a un toro noble, que repitió aunque punto soso, fue una suma de muletazos y buenas intenciones que al parecer valió.
Boca abajo puso la plaza El Fandi tras acabar el tercio de banderillas del sexto. En pie, en serio. Fue un tercio muy atlético, en claro alarde de facultades, que las tiene, y buen encuentro con el toro al clavar. Si en ese momento hubiera acabado todo hablaríamos de éxito. Pero quedaba el tercio final y además al toro le dio por moverse, con cierto poder y repetición. El Fandi alternó la faena de una mano a la otra, matemáticamente y ni por una ni por otra metió al toro en vereda una sola vez. Los muletazos de arriba a más arriba todavía y escondiendo la pierna una barbaridad. Acabó gris la cosa después de la explosión inicial. Con similares mimbres acompañó la buena embestida del Fuente Ymbro que salió en tercer lugar. De aquí para allá, de allá para acá sin ton ni son, pero ¿qué más da? Así y una eternidad.
Miguel Abellán imprimió al panorama la sensatez de las formas. Pasó por una portagayola antes de ponerse a torear con la muleta al segundo. El toro tenía bríos aunque le duraron poco, y se fue apagando sin más. Solvente y centrado el madrileño dejó la faena en el tercio.
El quinto quería salirse suelto, pero en ese lío cogía la muleta con cierta armonía y bondad. La primera parte de la faena de Abellán tuvo mucha hilazón y firmeza, aunque al natural perdió la onda del temple. Y entonces, ya sí que sí, la tarde se nos echó encima. Ya al final de feria, Juan José Padilla sufrió una espeluznante cogida y cortó un trofeo después. Lo primero no se olvida, el resto vuela efímero en algún lugar de la cabeza. O ni eso.
Fortes, un trofeo
En la plaza de toros de Zaragoza se lidiaron toros de Partida de Resina, Parladé, Alcurrucén, Fuente Ymbro, El Tajo y Los Maños. El mejor, el sexto. Serafín Marín, silencio y saludos; Pepe Moral, silencio en ambos; Jiménez Fortes, oreja tras aviso y vuelta tras aviso. Un tercio de entrada.
El cartel de mañana
Toros de Miura para Dávila Miura, Escribano e Iván Fandiño
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