Roca Rey consigue un gran triunfo en Granada

Dos toros devueltos. Castella cortó dos orejas

Tercera corrida de la Feria del Corpus de Granada. Toros de El Torero, desiguales de juego y presentación, 2º bis y 5º bis de Albarreal, de juego desigual. El 1º, jabonero sucio; el 2º bis, negro; el 3º y el 4º, negros mulatos; el 5º bis y el 6º, negros. Media plaza.

Ponce, aviso y saludos con aviso

Castella, una oreja y una oreja

Roca Rey, dos orejas y oreja con petición de la segunda.

Tarde en la que se cortaron cinco trofeos, que pudieron ser más si Ponce no llega a fallar con los aceros. Lo más destacado lo realizó Roca Rey que demostró en la Monumental de Frascuelo que puede ser un torero de época. Sus cualidades así lo confirman. Se produjeron dos devoluciones; en la del quinto el presidente se equivocó, ya que no tuvo que atender la petición minoritaria de devolución. Cuando Castella lo muleteó, al no poder ser devuelto a los corrales, el astado mostró el error del usía.

El primer toro de la tarde, jabonero sucio de capa, mostró su falta de raza, por lo que el valenciano, a pesar de su buena técnica, no pudo lograr grandes resultados artísticos. Al cuarto Ponce le dio sitio y distancia en los medios, consiguiendo emotivas tandas con la mano derecha bien hilvanadas con los pases de pecho. Al natural, no hubo lo misma brillantez. Falló con los aceros.

Castella toreó al segundo bis con temple en series con la diestra que alcanzaron lucimiento. Con la mano izquierda bajó el nivel. La faena adoleció de unidad y contenido. La falta de raza del astado se puso de manifiesto sobre todo en la última parte del trasteo. Estocada entera. En el quinto bis Castella se esforzó y con disposición y buena técnica consiguió algunos pasajes de buen trazo, lo que le permitió cortar otro trofeo.

Roca Rey lanceó con buen estilo al tercero de la tarde al que hizo también un quite de bella estampa. El peruano es un torero completo: valiente y con grandes recursos técnicos. A su labor con la muleta al tercero le faltó limpieza, pero llegó al tendido por su concepto y gran disposición. Un pase de pecho a su noble oponente resulto infinito y eterno como un cuadro de Velázquez. Estocada en todo lo alto, dos orejas y el público pidió además el rabo. En el sexto volvió a mostrar sus credenciales de un diestro de presente y sobre todo de gran futuro. En la faena de muleta una vez más se percibió la gran técnica y el dominio de la escena que posee este joven diestro.