Toros

Toros

Rubén Pinar: «Yo quiero ser figura del toreo»

El albaceteño habla para LA RAZÓN antes de su compromiso en Madrid

Rubén Pinar: «Yo quiero ser figura del toreo»
Rubén Pinar: «Yo quiero ser figura del toreo»larazon

El albaceteño habla para LA RAZÓN antes de su compromiso en Madrid

Saboreó el triunfo en su confirmación. Tocó el cielo de Madrid. Encendió la llama del éxito al instante. Pero su nombre se fue apagando en apenas cinco años. Así podemos resumir su trayectoria como matador de toros. Rubén Pinar consiguió abrir la puerta grande de la monumental madrileña nada más confirmar alternativa. Consiguió lo que pocos consiguen en el toreo. Vino para quedarse, toreó y triunfó, pero la dureza de la profesión le fue castigando con el paso de los años. Cinco, ni uno más ni uno menos. «Cuando no van saliendo las cosas, todo se va complicando. Madrid es la capital del toreo, y como en esa ciudad no han ido saliendo las cosas tras el triunfo de 2009, pues todo se ha ido dificultando, hasta el punto de que el año pasado no estuviese en San Isidro, y si no estás en esa feria, ya parece que no existes en el panorama taurino», declaró Rubén a LA RAZÓN. Un triunfo que recuerda como si fuese ayer, y por el que no ha dejado de soñar ni un instante. Un 2009 de ensueño, pero real. «Fue un año muy redondo. Yo era la novedad y las cosas me iban saliendo bien. Triunfé en Madrid, y en otras muchas ferias. Pero creo que triunfar tan rápido me provocó luego pegar el bajón. Estar consiguiendo que las cosas saliesen y que luego por circunstancias no te salgan, te provoca grandes quebraderos de cabeza». Pero aun así, después de rozar el éxito y el fracaso, Rubén no pierde la esperanza: «Si estoy en esta profesión, es por que yo quiero ser figura del toreo».

Madrid es su próximo objetivo. Pocas horas le quedan para hacer el paseíllo en Las Ventas. Dice sentirse ilusionado y con ganas de torear. Quién no. Comienza su temporada el jueves después de 262 días sin vestirse de luces, por lo menos, en una plaza de toros. En cuatro ocasiones lo hizo la temporada pasada, pero aun así se prepara al máximo. «Todos los años me preparo igual para mi profesión. Vaya a torear más o menos festejos. Siempre he entrenado mucho para llegar a mis compromisos al cien por cien. Toreo mucho de salón, me preparo físicamente yendo al campo. Ahora hemos estado en la ganadería de Fernando Cuadri, y como todos los años, intento ir a un amplio número de ganaderías. Me preparo a conciencia». Comienza su temporada ahora, final de San Isidro, tras ver pasar muchas ferias sin verse anunciado en los carteles, pero aun así, está ilusionado: «Me encuentro muy preparado y moralmente muy a gusto. El hecho de estar en San Isidro ya me hace mucha ilusión y estoy tranquilo. Confío en mis posibilidades y en mí mismo. Sí que es cierto que me hubiese gustado estar en las primeras ferias, pero las cosas vienen así, y hay que afrontarlas».

De Madrid confiesa preocuparle todo: el viento, los toros, la gente... Pero una de las cosas que más le preocupa es no sentirse él: «muchas veces nos encontramos perfectamente y muy preparados, pero cuando salimos al ruedo a la hora de la verdad, en ese momento tu cuerpo no está como tiene que estar». También, más que nadie, es consciente de que su próximo compromiso es vital de cara a su temporada: «ya tengo cosillas marcadas, pero Madrid va a ser clave para seguir estando en las ferias».

El toro es el factor clave en nuestra fiesta. Sin él, estamos acabados. Pero para que haya fusión entre toro y torero, este último debe conocerlo, saber como llevarlo y sobre todo, darle la lidia que se merece. «He matado dos corridas de Celestino Cuadri y el balance fue bastante positivo. Logré triunfar con ellos y las sensaciones fueron buenas. Pero todos sabemos que es una ganadería que no es fácil, que es un toro con mucho volumen y no tiene una faena larga. Te da quince o veinte embestidas, no más. Para lidiar este tipo de toros hay que conocer un poco el tema, yo creo que me lo conozco bastante».

Seguro de sí mismo se encuentra el albaceteño, con las ideas muy claras, pensando en esa puerta grande que le devolverá el pedestal que perdió con el tiempo: «Siempre que piso ese patio de caballos miro al frente y pienso: ojalá salga por ahí. Con esa ilusión voy. Sería cumbre. Yo creo que después de haber pasado por lo que he pasado, este, quizá, sea el mejor momento para relanzar mi carrera». Sus objetivos son claros y concisos. Ser figura del toreo. Ni más, ni menos. «Mi propósito es ir subiendo escalón a escalón en esta profesión. En mi cabeza está la palabra remontada y quiero ir remontando, me cueste lo que me cueste, pero yo quiero estar en lo más alto; y quiero conseguirlo. No he hecho otra cosa en mi vida, esto es lo que más me gusta y lo que más quiero».