Feria de Bilbao
Sergio Flores, la hiel; Uceda Leal, la miel
Cornada «grave» al azteca y oreja para el de Usera con un sobrero de nota
- Las Ventas (Madrid). Tercera de la Feria Arte y Cultura. Se lidiaron toros de Juan Manuel Criado, desiguales de presentación, manejables pero justos de raza, los tres primeros; más complicados y a la defensiva, 5º y 6º; y un sobrero (4º) de González Sánchez-Dalp, serio y de excelente juego. Muy bravo. Menos de media entrada.
- Uceda Leal, de marino y oro, media estocada (saludos); estocada (oreja); estocada, descabello (silencio).
- Curro Díaz, de celeste y oro, metisaca, estocada caída (saludos); dos pinchazos, estocada, dos descabellos (silencio).
- Sergio Flores, que confirmó alternativa, de nazareno y oro, más de media estocada, aviso, dos descabellos (saludos que recoge la cuadrilla); herido.
- Parte médico de Sergio Flores: «Herida en tercio inferior interno del muslo derecho con dos trayectorias, una hacia dentro que causa destrozos en músculo aductor y alcanza fémur; y otra hacia fuera de 15 centímetros que alcanza la cara externa del muslo y contusiona la rodilla». Pronóstico «grave».
Recién confirmado. Apenas cinco minutos habían pasado de la ceremonia. Sergio Flores había dejado una faena maciza, convincente sobre el pitón derecho. Ligada y con muletazos muy despacio, acompasados a la noble embestida del toro. A la salida de uno de ellos, llegó el tabaco. Derrote seco del animal que levantó por las piernas al mexicano y hundió el pitón en la cara interna de su muslo derecho. Cornada grave de dos trayectorias. Pese a costarle lo suyo recuperar la verticalidad, tiró de casta y siguió en el ruedo para darle muerte. Se perfiló para la suerte suprema y enterró más de media hoja, pero no logró salir del embroque. El pitón derecho penetró en la taleguilla hasta destrozarla. Desmadejado. Echó girones, cayó al suelo. La res, ensañada. Las astas resbalando por el rostro hasta marcarle un pitonazo junto a la ceja derecha. Escalofriante. Paliza fuerte. Volvió a ponerse en pie y, visiblemente mermado, con la sangre manando rodilla abajo, aguantó hasta verle doblar al segundo descabello. Directo a la enfermería, la cuadrilla recogió una fuerte ovación del tendido como premio a su valor y buen concepto. Así, el manejable, aunque justito de raza, encierro de Juan Manuel Criado quedó en un mano a mano entre Uceda Leal y Curro Díaz.
Desde el primer minuto quiso resarcirse el torero de Usera. Congraciarse después del borrón echado en su único paseíllo en San Isidro: sorprendentemente mal con la espada la tarde de Pedraza de Yeltes, uno de los mejores matadores, quizás el mejor, del escalafón. Quitó por delantales al primero. Ya en su toro, el madrileño armó una labor muy técnica, solvente, de torero experimentado. Mejores muletazos dibujó en redondo, más cortito el viaje al natural de un toro manejable, pero que no terminó de romper. Colocó una media en muy buen sitio, que fue suficiente.
Culminó la redención en el cuarto bis que saltó por el inválido del hierro titular. Un serio colorado chorreado de González Sánchez-Dalp de excelente juego. Sobresaliente. Se empleó de veras en el primer encuentro con el caballo y demostró la fijeza y prontitud a las telas que más tarde corroboró en la franela de Uceda. El madrileño templó una embestida alegre, almibarada, con transmisión y entregada hasta el final del muletazo. Perenne profundidad en cada una de las series. Una muy buena sometiendo al animal, corriendo la mano con dulzura. Acople entre toro y torero que, pese a una colocación mejorable, supo atemperar la calidad del sobrero. Fácil y despejado. El cañón se desencasquilló a tiempo. Se volcó sobre el morrillo para dejar una estocada hasta la yema que puso la oreja al alcance de su mano. Merecido premio. También lo obtuvo la bravura de «Costasol», ovacionado en el arrastre.
Ni siquiera vislumbró la opción de la Puerta Grande en el sexto. Playero de cuerna y de feas hechuras, el castaño intentó dos veces saltar al callejón. No presentó facilidades en el último tercio, donde obsequió con un recital de protestas, arreones y tornillazos desparramando la vista en todo momento. Le ofreció la pañosa por ambos lado el espigado diestro capitalino antes de abortar la misión más pronto que tarde. Otro estoconazo y un descabello para cumplimentar su labor.
Descafeinada fue la tarde de Curro Díaz que sólo logró saludar una ovación a la muerte de su primero. Sello propio tuvo la faena del matador de Linares al tercero, ofensivo por delante. Muy bien armado tapando el remate que faltaba de atrás. Por sus venas corrió la misma bondad de los dos primeros. Otro toro noblote al que el jiennense trazó muletazos de bella factura. Sabor y buen gusto. Destacaron los remates y una tanda al natural, que le fue robando de uno en uno. Tras un metisaca en los bajos, lo despachó de una efectiva estocada algo caída.
No superó el listón con el quinto, protestón y a la defensiva en cuanto le quiso bajar la mano el torero. Curro Díaz quiso aprovechar la movilidad, sin entrega, que había apuntado en los primeros tercios y le otorgó sitio. A su aire en el inicio, su deseo se tornó imposible en cuanto trató de vaciar su embestida por abajo. A menos y sin raza de la que tirar, Curro decidió abreviar. Suyo fue el término medio. Incoloro como el agua. Ni la hiel de la cornada de un valeroso Sergio Flores; ni la miel de Uceda Leal con el bravo «Costasol». Qué gran toro.
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