Valencia
Un final no apto para cardiacos
Román, Expósito y Beltrán salen a hombros en el cierra de la feria de Algemesí
Algemesí (Valencia). Décima y última de feria. Cuatro novillos de Fuente Ymbro, muy bien presentados y de juego desigual; uno más (5º) de Yolanda Martín, premiado con la vuelta al ruedo en el arrastre, y otro más (6º), sobrero de regalo, de Santiago Domecq, muy parado. Lleno en los tendidos.
Román, de azul rey y oro, estocada entera (dos orejas); estocada entera (oreja). Jorge Expósito, de azul noche y oro, tres pinchazos, estocada baja (ovación); pinchazo, media, aviso (oreja); media (oreja). Fernando Beltrán, de vainilla y oro, estocada entera (dos orejas y rabo).
De las cuadrillas destacaron Raúl Martí, César Fernández y Miguel Ángel García.
Como si se hubiese encargado al mejor equipo de guionistas, el final de la Feria de las Novilladas fue deparando sorpresa tras sorpresa hasta conseguir un clímax final con los dos novilleros, el sobresaliente a hombros y muchas dudas para la elección del triunfador del serial, finalmente en manos de este. No se puede pedir más.
El festejo se abrió con un Román dispuestísimo, corajudo y fibroso que pisó a fondo el acelerador desde que se abrió de capa. No fue claro por el pitón derecho su primero, bravucón en el caballo, y a base de doblarse con él fue limando esas aspereza. Por el pitón izquierdo el de Fuente Ymbro tuvo mucho mejor son y permitió que el novillero valenciano torease al natural con muchísimo temple, mano baja y cintura rota, logrando ya de entrada la Puerta Grande al conseguir las dos orejas de ese primer novillo.
Jorge Expósito no quiso quedarse atrás y se fue a portagayola a recibir al segundo, siendo arrollado de mala manera. No se afligió y, cuando se recuperó, insistió en la suerte. Luego el viento no le dejó centrarse con un novillo de una gran calidad, humillado y repetidor con el que sólo pudo estar voluntarioso.
Otra oreja más sumó Román del tercero, animal más difícil y exigente, con genio e incierto, sobre todo por el pitón izquierdo, sacando todo lo que tuvo un astado al que tumbó de un estoconazo fulminante. Maquilló el resultado Expósito con la oreja que le procuraron los paisanos por sus ganas con el cuarto, rajado y desentendido.
Entonces, como colofón se soltó un novillo de Yolanda Martín para el sobresaliente de la feria, Fernando Beltrán, que dio un auténtico recital de toreo hondo, profundo y sentido. Se lució ya en los lances de recibo y en el quite, y con la muleta dejó ver unas excelentes maneras, buen gusto y no poco valor, tirando siempre del novillo y corriendo la mano con suavidad y parsimonia. También mató en todo lo alto a la primera y se le concedió hasta el rabo.
La última sorpresa llegó cuando Expósito solicitó matar el sobrero y le fue concedido su deseo. Pero aquí llega otro giro. El sobrero, de Santiago Domecq, parado y a la espera, le sorprende en banderillas y le zarandea de muy mala forma, echándolo al suelo, levantándolo, zamarreándole de nuevo, otra vez contra la arena... Parecía que el torero local iba muy herido pero hete aquí que, de repente, se zafa de la nube de subalternos que le rodeaban, y aparentemente indemne, se va hacia el novillo y coloca un tercer par entre el delirio de la gente. Pero el utrero no estaba por la labor y se paró pronto, no dejó otra opción que estar de nuevo tesonero y esforzado. Pero el esfuerzo le valió otra oreja y eso le sirvió para salir también a hombros y bordar una final feliz y triunfal.
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