Sevilla

Un nuevo Jiménez Fortes purificado

El diestro sale a hombros en la quinta de la Feria de Fallas de Valencia

Jiménez Fortes sale a hombros por la Puerta Grande, ayer, en Valencia
Jiménez Fortes sale a hombros por la Puerta Grande, ayer, en Valencialarazon

Valencia. Quinta de la Feria de Fallas. Se lidiaron toros de Fuente Ymbro, bien presentados. El 1º, difícil, se metía por dentro; el 2º, repetidor y con movilidad, de buen juego; el 3º, rajado; el 4º, de buen juego, pronto y noble, aunque sin empujar en la muleta de verdad; el 5º, sin clase; y el 6º, bueno. Un cuarto de entrada.

Antonio Ferrera, de azul añil y plata, estocada trasera y caída (silencio); metisaca, pinchazo, aviso (saludos). Joselito Adame, de gris plomo y oro, estocada corta desprendida, aviso, dos descabellos (silencio); estocada (saludos). Jiménez Fortes, de grana y oro, estocada punto atravesada, aviso, dos descabellos (oreja); estocada (oreja).

Era el toro. Y el torero. Caía la tarde. Se hundía el frío y lo que ocurría en el ruedo daba que pensar. Reconfortaba. Sexto. Punto y final justo después. Había brindado Jiménez Fortes el toro a Antonio Ferrera, que reaparecía en Valencia después de caer herido grave en Olivenza el pasado sábado. Una locura, un ejemplo para generaciones venideras, para el presente, para el futuro. Un ejemplo a secas. Veíamos a Jiménez Fortes después del huracán que le pasó por encima el año pasado, en todos los órdenes y capaz de quitar la ilusión por este endiablado mundo del toro a la mitad del escalafón. Lejos de lograrlo a Saúl el tiempo le ha servido de purificación. Y se le nota. Suavidad, temple, sitio, relajo y cabeza para saber estar y dar al toro lo que necesita. Así la faena al sexto fue siempre para ayudarle, para sacar más y de esa suma logró la puerta grande. Lo que había dejado iba más allá de lo contable. Que es capaz, se sabe, pero que está teniendo que escalar una montaña de ingratitud fuera de los ruedos, también. La libertad cada día tiene un precio más elevado. Ayer Jiménez Fortes impuso un toreo despacioso, macerado, con mucho sentido del ritmo, supo encontrar ese equilibrio entre ambos y darle muleta siempre al Fuenteymbro para que éste diera continuidad a la embestida. Fue toro bueno, y mejor todavía en sus manos. Así la faena tuvo poso y toreo profundo y algún natural largo, hondo y bello. Resolvió la parte del valor, que a estas alturas ya es incontestable. Con el tercero transitó primero sin inmutarse por ese camino que hace latir más rápido el corazón: aguantó dos coladas del animal por el izquierdo, al comienzo, por estatuarios, y desde la otra punta de la plaza. No eran migajas. Al siguiente paso le funcionó la cabeza, le cambió el pitón, no se traicionó, no dio el paso atrás, y fue conquistando Valencia poco a poco en esta nueva versión de Fortes, que no sabe de prisas. Se rajó su toro, pero al calor de la tablas le buscó el malagueño, le encontró firme, solvente y capaz de eclipsar en unas bernadinas de colofón.

Antonio Ferrera volvía cinco días después de caer herido. Volvía con el mismo vestido azul añil y plata. Volvía como ejemplo de superación sin límites. Se metía por dentro con ligereza su primer toro, más desagradable en la muleta, y tuvo la virtud de la prontitud y la repetición el cuarto. Luego se desentendía y le faltaba empujar de verdad en el engaño; por el izquierdo descolgó más el animal, en una faena muy dispuesta del extremeño.

De Joselito Adame nos ha llegado el eco de su gran temporada mexicana, pero ayer no encontró la tecla del éxito. El segundo toro fue repetidor, se desplazaba en el engaño sin excesiva entrega, pero con buen aire. Entre unas cosas y otras, la historia no arrancó. El quinto fue un animal sin clase, irregular en su arrancada, soltaba la cara, desentendido... Pero la faena del mexicano no tomó las riendas.

Triunfó el nuevo Fortes. Purificado. Qué cosas. El triunfador ausente de Sevilla. Y no es del G5.