Ferias taurinas
Una puerta muy grande
Borja Collado salió a hombros tras dejar patente su potencial.
Dos meses -los mismos que llevaba cerrada la plaza de Valencia- le costó esperar a Borja Collado para reaparecer vestido de luces tras la cornada sufrida en su presentación, en fallas, en el coso de Monleón. Pero valió la pena la espera, y si en marzo sólo obtuvo una oreja, y la salida por la puerta de la enfermería, ahora ya consiguió dos trofeos y abrir la puerta grande en una salida a hombros como deben ser estos triunfos: multitudinarios y de verdad, no a lomos de un costalero profesional o, peor, de uno de sus propios subalternos.
En este festejo del Día de la Virgen Borja Collado volvió a dejar ver sus muy buenas maneras, su extraordinario concepto y unas ganas enormes. Una disposición que ya quedó patente cuando recibió con unos faroles de rodillas a su primero, un animal que tuvo de prometedoras hechuras que tuvo que ser devuelto al romperse el cuerno izquierdo tras estamparse contra un burladero tras aquel saludo. El sobrero que le reemplazó no s ele pareció en nada. Alto, destartalado, feo y con mucho poder. Se llevó tres buenos puyazos y aún así embistió con fuerza aunque de manera áspera y brusca, poniendo el valenciano entrega a raudales para componer una faena emotiva, sincera y de mucha exposición.
Con el sexto volvió a exhibir su buen gusto y repertorio toreando de capa. Tuvo este novillo codicia pero más nobleza y fijeza, aunque las ganas del novillero le llevaron a estar encimista y agobiando mucho al de Montealto en la primera parte de un trasteo que fue a más y que, al natural, tuvo empaque, templanza y excelente son.
Lo mismo pudo tocar pelo Adrien Salenc tras acabar con su primero, noble y bonancible y con el que evidenció su mucho oficio y sitio, pero el salto al ruedo de un imbécil antitaurino al rodar el toro hizo que se diluyese el entusiasmo del público que dejó de pedir la oreja para contemplar la detención del impresentable.
El cuarto, que había cogido de muy mala manera a Rafael Cañada en el segundo tercio, se puso enseguida a la defensiva y dejó poco margen para el lucimiento.
Marcos anduvo tan compuesto como frío con su manejable primero en una faena larga que no levantó el vuelo y, tras torear con desplacidos y suave cadencia al quinto, no se entendió con un oponente que acabó refugiado en tablas.
Valencia, 11 de mayo. Más de un cuarto de entrada.
Novillos de Montealto, el tercero corrido como sobrero, bien presentado y de juego desigual.
Adrien Salenc (de pimiento y oro), entera, vuelta al ruedo; tres pinchazos, entera, dos descabellos, silencio.
Marcos (de perla y plata), entera y tres descabellos, silencio con aviso; pinchazo y estocada baja silencio.
Borja Collado (de buganvilia y oro), pinchazo y estocada, oreja; entera, oreja.
Saludó tras parear al sexto José Arévalo.
El cuarto novillo cogió a Rafael Cañada en el segundo tercio, sufriendo una cornada en la espalda con tres trayectorias, de 12,13 y 8 cms. de pronóstico grave, estando pendiente de estudio radiológico.
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