Opinión

Ignorantes y mentiras el día después

La amnistía ha dejado en un muy segundo plano los planes económicos del nuevo Gobierno, pero que se reducirían a una subida de impuestos y a la persecución de ricos y empresas

Yolanda Díaz junto a Pedro Sánchez.
Yolanda Díaz junto a Pedro Sánchez.Gtres

John Billings (1818-1885), pseudónimo de Henry Wheeler Shaw, desconocido en la práctica en España, fue un escritor americano, amigo de Mark Twain (1835-1910), con el que algunos lo comparaban y cuya muerte inspiró parte de la novela «Cannary Row», del premio Nobel John Steinbeck (1902-1968). Billings, que impregnó de humor muchos de sus escritos y de su trayectoria de conferenciante, explicaba que «lo que más me molesta de los ignorantes no es en sí su ignorancia, sino que sepan tantas cosas que no son así». Los árboles de la investidura de Pedro Sánchez, casi incontables, han ocultado el bosque de los planes económicos del nuevo Gobierno, en los que ocupan un lugar señero las intenciones de Yolanda Díaz, al margen de que logre verlas hechas realidad. El «muro» con el que el inquilino de la Moncloa, con el alquiler renovado, quiere dividir las redivivas por él mismo «dos Españas», las amenazas –porque son eso– de Mirian Nogueras, de Junts, y el espectáculo de más policías que manifestantes, eclipsaron relatos y anuncios económicos que, si salen adelante, es probable que agraven lo que el Círculo de Empresarios, que preside Manuel Pérez Sala, define como crisis «moral, social y política».

Sánchez, a caballo del mantra de que «los ricos tienen que pagar más impuestos de los que pagan ahora», diseña una cuadratura del círculo de las cuentas públicas con subidas del IRPF y del Impuesto de Sociedades, casi al mismo tiempo que un informe del profesor de la Universidad Rey Juan Carlos Miguel Ángel García Díez para Fedea describe dos realidades incómodas para el Gobierno. La primera es que «la evolución de los ingresos por impuestos y cotizaciones ha sido bastante superior en España que en el resto de países de la Unión Europea, con un crecimiento de 2,9 puntos sobre el PIB en el periodo 2019-2022». La segunda, todavía más peliaguda para Sánchez y Díaz, sin olvidar a Nadia Calviño y María Jesús Montero, es que «las tres cuartas partes de la menor presión fiscal en España respecto a la media ponderada de los países de la zona euro está localizada en la cotización del trabajador», inferior en 2,7 puntos de PIB, y en los menores impuestos al consumo –un punto de PIB–, IVA incluido. Por el contrario las cotizaciones a cargo de las empresas son «bastante superiores» –1,8 puntos de PIB– a la media de la eurozona.

Yolanda Díaz, que va a ajusticiar políticamente, en la mejor tradición de las purgas comunistas, a Irene Montero y Ione Belarra, ignoraba el informe de Fedea cuando subió a la tribuna del Congreso para ofrecer su mejor –y más impostada– cara y reafirmar su apoyo a Sánchez y, por supuesto, reclamar una política económica y social mucho más radical. La líder de Sumar, entusiasta con la amnistía, sueña con una legislatura en la que haya «una reforma íntegra de la política de ingresos del país» para conseguir una «fiscalidad justa, feminista, verde y digital». Insiste en encabezar lo que ya casi es una cruzada contra bancos, energéticas y grandes empresas, sin olvidar, claro, a «los ricos».

La muleta imprescindible de Sánchez para gobernar sigue empeñada en un relato falso, que no está claro si sabe que lo es, algo que quizá sería peor porque entonces habría que aplicarle la máxima de William Osler (1849-1919), el llamado padre de la medicina interna: «Cuanto mayor es la ignorancia, mayor es el dogmatismo». Díaz retoma el coste del rescate bancario, unos 70.000 millones, no devueltos por la banca según ella. Por algún motivo, porque no es ningún secreto y hay innumerables informes, ignora que los bancos privados españoles no recibieron ni un euro del rescate, que fue íntegro a las antiguas Cajas de Ahorros. Todavía más, ese dinero se utilizó –y ser vicepresidencia del Gobierno resulta insólito que no lo sepa–, en última instancia, para evitar que los clientes de las Cajas, unos diez millones de medianos, pequeños y muy pequeños ahorradores, perdieran su dinero en el caso de colapso de las entidades financieras en las que habían confiado. Es el ejemplo clásico de que una falsedad repetida un millón de veces se convierte en verdad, pero no por eso deja de ser una falsedad.

También es muy popular proponer que paguen más las rentas del capital –ahora hasta un 27 ó 28 %–, sin tener en cuenta que esas rentas ya han pasado por el fisco a través del impuesto de sociedades que, por supuesto, quiere subir. Está en contra de armonizar el IVA, pero sí de eliminar las exenciones que tienen la sanidad y la educación privadas. Eso no es ignorancia sino obsesión persecutoria de la iniciativa privada, sin darse cuenta de que también perjudica a lo público de lo que es complementario. Es saber «tantas cosas que no son así», como dijo Billings.

El Círculo de Empresarios vuelve a reafirmar su vocación liberal

El Círculo de Empresarios ha elegido a Juan María Nin como sucesor en la presidencia, a partir de marzo, de Manuel Pérez Sala, que ha estado al frente del «think-tank» liberal en los ultimos tres años. Con esta elección el Círculo reafirma una vez más su vocación liberal, al colocar al frente no solo a uno – si no el que más– ejecutivos bancarios más prestigiosos y con una trayectoria brillante, sino también a un verdadero intelectual del liberalismo, además de un gran divulgador.

La crisis del transporte por carretera aviva los temores a una recesión

El sector del transporte por carretera es uno de los mayores de Estados Unidos y, en ocasiones, sirve de termómetro para la salud de la economía. En los últimos meses su actividad, medida por los fletes de mercancías en camiones, ha caído cerca de un 45 %, sin olvidar la quiebra de alguna de sus grandes empresas como Yellow. Los datos apuntan a una recesión, aunque hay quienes creen que también la crisis del transporte lo que refleja es sobre todo una sobrecapacidad.