Opinión

Presupuestos y coartada para gastar

El Gobierno también tiene pendientes los Presupuestos y tiene que encajar el rechazo del Senado al techo de gasto, aunque la ministra Montero cree que puede saltárselo

María Jesús Montero Cuadrado Ministra de Hacienda y Función Pública durante la sesión de control del Gobierno celebrada este miércoles en el Congreso en Madrid.
María Jesús Montero, vicepresidenta y ministra de Hacienda y Función Pública durante la sesión de control del Gobierno celebrada este miércoles en el Congreso en Madrid.Alberto R RoldánLa Razón

Thomas Sowell es un economista nonagenario, salido de la nada y, quizá por eso liberal, que defiende que «el verdadero objetivo debería ser reducir el gasto público, en lugar de lograr presupuestos equilibrados mediante tasas impositivas cada vez mayores para cubrir un gasto cada vez mayor». Afroamericano, nacido en el sur profundo y criado en Harlem, «cum laude» en Economía por Harvard y doctorado por Chicago, contaba que en su infancia tuvo tan poco contacto con blancos que «ignoraba que el rubio era un tipo de cabello». Otro nonagenario, Warren Buffett, quizá el inversor más famoso del mundo, siempre se guió por la máxima de «no ahorres lo que queda después de gastar, sino gasta lo que queda después de ahorrar». Y Adam Smith (1723-1790), el padre del liberalismo, con permiso de la Escuela de Salamanca, insistía en que «el único presupuesto bueno es el presupuesto equilibrado».

María Jesús Montero, médico de formación, ministra de Hacienda, intenta sacar adelante los Presupuestos Generales del Estado para 2024 y sueña con aprobarlos en la primavera, con el permiso, entre otros, de Puigdemont. La responsabable del fisco –que de impuestos sabe poco, según Ignacio Ruiz Jarabo, ex director general de la Agencia Tributaria– tampoco puede olvidarse de Junqueras y Rufián, de Aitor Esteban y del resto de socios variopintos del Gobierno, incluida Yolanda Díaz, más obsesionada en que los altos directivos ganen menos –o sean exprimidos con impuestos– en vez de preocuparse de que gane más el mayor número de personas posibles, algo que tampoco soluciona el Salario Mínimo Interprofesional.

Montero, de momento, ha tropezado con el Senado, en donde la mayoría absoluta del PP de Núñez Feijóo le ha tirado abajo el llamado techo de gasto, que es el punto de partida de los Presupuestos. La ministra, con un rebote del nueve, anuncia que esgrimirá un dictamen –que ya se conoce como «informe fantasma»– de la Abogacía del Estado sobre el que sustentaría sus nuevos Presupuestos. Hasta ese momento y por si acaso, la número dos del Gobierno invoca las virtudes del gasto para denostar la decisión del Senado. Dice bien alto, sobre todo a las comunidades autónomas gobernadas por el PP, que de esta manera tendrán menos margen de déficit, lo que significa en primera instancia gastar menos, algo que siempre incomoda y mucho a cualquiera que gobierne hoy en día en no importa qué parte de España, sea del partido que sea. «Manirrotos de todos los partidos», que quizá diría otro ilustre liberal, Hayeck (1899-1992), premio Nobel de Economía y rival histórico de Keynes (1883-1946).

Los Presupuestos, que en otras circunstancias centrarían el debate político nacional, quedan ahora ensombrecidos por el monotema «indepe» de la amnistía que al principal beneficiario le parece insuficiente y, en los últimos días por la revuelta del campo que, si el ministro Luis Planas no logra amainar, será otro problema no menor para el Gobierno. Los Presupuestos, sin embargo, son mucho más necesarios que la amnistía y a través de ellos también se puede intentar arreglar el malestar de los agricultores, con más dinero, más subvenciones, claro. No hay secreto, la gente del campo, al margen de sus problemas –reales, por supuesto– quieren, como siempre, más dinero y están acostumbrados a obtenerlo. La aprobación de los Presupuestos, en la práctica, dejaría despejada una gran parte de la legislatura para Sánchez que, con alguna prórroga, se mantendría sin agobios en la Moncloa hasta 2027 si quisiera. Los exégetas sanchistas creen que habrá un pacto de «amnistía» retocada por Presupuestos, pero hay quienes defienden otras alternativas. Miguel Sebastián, ministro con Zapatero, y economista muy respetado, sostiene que quizá lo mejor para el Gobierno sería seguir con los Presupuestos de 2023 prorrogados –en la práctica lo están desde el 1 de enero– y concentrarse en la elaboración de los de 2025. El argumento de Sebastián, que tiene su lógica, es que intentar aprobar ahora unos Presupuestos y otros en otoño supondría un desgaste doble para un Gobierno con los apoyos cogidos con alfileres y al albur de los caprichos, intereses y necesidades de sus variopintos socios, no solo de Puigdemont.El problema de esa opción práctica es que Sánchez queda en evidencia, sobre todo de cara al exterior, por su extrema debilidad, aunque podría ser operativa. Tendría la ventaja de que, durante unos meses, no se podria gastar más que, claro, es lo que pone de los nervios a muchos, incluida la inefable ministra María Jesús Montero, que no parece partidaria de los consejos, en el caso de que los conociera, de Buffett y Sowell.

El BBVA recomienda a sus clientes la estrategia de inversión Gladiator II

Los asesores de inversiones de Banca Privada del BBVA, la entidad que preside Carlos Torres, han elegido títulos de películas muy conocidas para describir distintas estrategias inversoras. Las opciones van desde «Indiana Jones 5», aventura, riesgo y emoción final feliz, hasta la recién estrenada «Ferrari», recalentamiento de la economía global. Al final optan por «Gladiator II», acción, momentos muy complicados, lucha a raudales con algo de sangre» y esperanza de final positvo.

La oferta monetaria vuelve a crecer en la zona euro y en los Estados Unidos

La M-2 en economía no es una carretera, ni un modelo de coche, sino una forma de medir el dinero, que incluye el efectivo –billetes y monedas– en manos del público y los depósitos bancarios a la vista o con plazo inferior a dos años, además de transferencias, domiciliaciones y tarjetas de crédito. Es un indicador de liquidez. Ahora, el analista Juan Ignacio Crespo detecta que tras contraerse después de la expansión de la pandemia, vuelve a crecer en porcentaje a ambos lados del Atlántico.