Naomi Watts

¿Netflix empieza a soltar lastre?

«Sucesor designado» es la penúltima serie que ha suspendido la compañía desde que se inició 2019 para disgusto de muchos de sus seguidores.

Kiefer Sutherland en «Sucesor designado», que acaba de ser cancelada. Foto: Netflix
Kiefer Sutherland en «Sucesor designado», que acaba de ser cancelada. Foto: Netflixlarazon

«Sucesor designado» es la penúltima serie que ha suspendido la compañía desde que se inició 2019 para disgusto de muchos de sus seguidores.

En el modelo de negocio de Netflix siempre ha primado la cantidad de producción propia antes que la calidad de las ficciones. Es un arma de doble filo porque muchas de sus series originales no cumplen las expectativas de audiencia y se impone su cancelación, que se puede traducir en un deterioro de su imagen. Tampoco se puede obviar que la compañia va a vivir unos meses decisivos con la irrupción de las nuevas plataformas de «streaming» que le pueden hacer mucho daño, en especial Disney+, ya que tiene los derechos de Marvel. Así, ya se ha anunciado que no habrá más entregas de «Daredevil», «Jessica Jones» y «The Punisher».

Elevados costes

La penúltima que ha sido repudiada es «Sucesor designado». Protagonizada por Kiefer Sutherland, no tendrá una cuarta temporada. El pasado jueves también se anunció la despedida de «Tuca y Bertie» tras una entrega que fue bendecida por la crítica. Un portavoz de Netflix dijo que Lisa Hanawalt, una de las productoras de la serie de animación, «ha creado un mundo fantástico pero caprichoso». Sin embargo, la marejada se produjo por otros motivos. A través de su sindicato, los animadores consiguieron establecer un salario mínimo, mejoras en el contrato y cobertura sanitaria. Este factor fue decisivo para que «Tuca y Bertie» pasara a mejor vida, ya que se encarecían sus costes.

Una de las cancelaciones más dolorosas ha sido la de «Día a día», a la que no le dieron ni un respiro. Las cifras de espectadores no le acompañaban. En una decisión a la desesperada su creador, Mike Royce, pidió hacer un maratón con el fin de que no fuese cancelada. Pero sucedió y sus seguidores pidieron a otras cadenas de televisión en abierto que la recuperasen. Al final se hizo cargo de ella el canal Pop.

La popularidad de Drew Barrymore no ha servido para que «Santa Clarita Diet» se mantenga en el catálogo tras tres entregas. La causa era que su coste era indirectamente proporcional a su acogida entre los suscriptores. El caso de «Chambers» fue aún más sangrante. No bastó que en el reparto estuviesen Uma Thurman y Tony Goldwyn, ya que solo ha estado en emisión una temporada, un hecho inédito ya que Netflix suele tener más aguante. Muy parecido es el caso de «Gypsy», con Naomi Watts, que demostró que hay proyectos que están muertos antes de nacer por su errónea concepción. Tampoco se han salvado de la quema «Amigos de la universidad», la comedia dramática «Everything sucks!» y «Travelers». Todos estos movimientos contradicen la ecuación de su jefe de contenido, Ted Sarandos, que le dice a quien le quiere oír: «Más series, más visionados; más visionados, más suscripciones; más suscripciones, más beneficios; más beneficios, más contenido».