Barcelona

La presencia de depredadores afecta a la distribución de árboles de un bosque

Los ratones de campo, animales dispersantes de semillas, esparcen mejor las bellotas por el bosque cuando no "huelen"a jineta, por lo que la presencia de estos carnívoros afecta, indirectamente, en la manera en la que están distribuidos robles o encinas en un bosque.

Según un estudio del Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF), cuando los roedores (Apodemus sylvaticus) perciben el olor a jineta (Genetta genetta), el miedo les hace estar en alerta y ser "más cautos"en sus movimientos, con lo que no dedican tiempo a buscar y recolectar bellotas, explica CREAF en un comunicado.

El estudio, realizado en el parque natural de Collserola (Barcelona), concluye que estos animales cambian su manera de buscar y manipular bellotas según los diferentes tipos de peligro que detectan a través del olfato.

De este modo, cuando los ratones detectan el olor de otros ratones, con los que compiten por el alimento, dedican tiempo a localizar las "mejores"bellotas y para evitar que les "roben"el alimento, esconden algunas y rápidamente, se llevan otras.

Esta diferencia de comportamiento en función de cómo huela el territorio puede tener consecuencias a una escala mayor en la regeneración natural del bosque y en la distribución de las plantas.

"Cuanto mayor sea la proporción de semillas enterradas por los ratones, mayor será la probabilidad de que germinen nuevas plantas, por lo tanto, a la planta le interesa que haya una buena población de roedores y no de jinetas", indica Alberto Muñoz, investigador del CREAF, centro asociado al CSIC.

Para realizar el experimento, los investigadores colocaron cerca de las bellotas en algunos casos algodones impregnados sólo con agua (inodoros); en otros, con agua mezclada con excrementos de ratones; y en otros, con agua mezclada con excrementos de jinetas.

Frente a los grupos de bellotas instalaron cámaras de filmación para estudiar todo el proceso.

La investigación también evidencia que las especies de un ecosistema están "muy interconectadas": la presencia de un carnívoro, que no come bellotas, también puede afectar a la distribución de especies como el roble o la encina.

El estudio, publicado en la revista Functional Ecology, ha sido realizado por investigadores del CREAF de la Universidad Complutense de Madrid y del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos.