Viajes
Escapada de la semana: una ruta por el Comillas modernista
El pueblo de Comillas es conocido por ser una de las localidades más deseadas de Cantabria para disfrutar cualquier época de vacaciones. Amplias playas, comida exquisita y una bella ruta por sus edificios modernistas cumplen con lo necesario para conseguir las vacaciones perfectas.
A finales del siglo XIX, la burguesía catalana encontró en Comillas el remanso de paz ideal para disfrutar sus vacaciones. Motivados por la visita de Alfonso XII en 1881 y las posteriores estancias de su hijo Alfonso XIII, que gustaba de veranear aquí todos los años, la flor y nata de Barcelona echó raíces sobre el pequeño pueblo. Tan profundas fueron las raíces, que trajeron consigo sus gustos de Barcelona, y arquitectos de la talla de Joan Martorell, Lluis Domenéch e incluso Antonio Gaudí colaboraron con artistas y diseñadores para convertir el pequeño pueblo cántabro en una incalculable muestra de modernismo.
1. Fuente de los Tres Caños
Esta graciosa fuente farola diseñada por Lluis Doménech i Montaner en 1899, construida enteramente con piedra, se encuentra en el centro de Comillas, en la plaza de Los Tres Caños. Simulando la apariencia de un candelabro barroco, se construyó en honor de Joaquín del Piélago, natural de Comillas que financió la traída de aguas a la Villa. El punto de luz en su parte superior recuerda que Comillas fue el primer pueblo de España en tener luz eléctrica, cuando se instalaron treinta farolillos para la visita de Alfonso XII en 1881.
2. El Cementerio
Extendido sobre una colina cercana al mar, se alza un ángel guardando su espada. Es el Ángel Exterminador de Josep Llimona y guardián del camposanto de Comillas. Este también fue construido por Lluis Doménech, aprovechando las ruinas de una vieja iglesia del siglo XV, y es fácilmente reconocible como uno de los símbolos del pueblo cántabro. Los mausoleos fueron diseñados por los mismos artistas y provocan un brusco giro en la visita a un cementerio. De la oscuridad inherente a ellos se pasa a otra luz, asombrada y tenue, de la belleza modernista impregnando sus muros.
3. Puerta de la Universidad Pontificia
Conocida como la portalada, esta es la puerta de acceso a la finca de la Cardosa, donde se encuentra la antigua Universidad. Combinando los estilos neogótico, neomudéjar y modernista, fue diseñada en 1889 por el arquitecto catalán Joan Martorell y está construida a partir de ladrillo, cerámica vidriada y piedra labrada en el escudo. Es precisamente este escudo el elemento clave de la puerta. Flanqueado por dos pajes que a su vez se asientan sobre unas misteriosas figuras orientales, representa las armas de la santa sede en clara referencia al Papa León XIII, a quien se ofreció la propiedad de la Universidad.
4. Universidad Pontificia
Sin duda, uno de los edificios más reconocidos de la villa cántabra. Construida bajo las órdenes de Joan Martorell, Cristóbal Cascante y Lluis Doménech, su construcción se inició por mandato del Marqués en 1883, con la intención de convertirlo en un centro de formación para jóvenes sacerdotes. Sin embargo, el Marqués murió antes de su colocarse la primera piedra y fue tarea de su hijo Claudio realizar la obra. La Universidad está compuesta por un edificio rectangular, de tres pisos y con dos patios interiores, y entre ellos se alza la iglesia pública, hermosamente decorada con azulejos de colores y reflejos dorados. Al igual que su puerta de entrada, en la Universidad se funden los estilos neogótico, mudéjar y modernista, y más allá: el programa iconográfico de Lluis Doménech que decora su interior, cargado de simbología, otorga sentido a la expresión “arquitectura parlante”, cuando es la propia arquitectura quien explica su función.
5. Monumento al Marqués de Comillas
Erigido en honor al primer Marqués de Comillas, Antonio López y López, que tanta belleza y beneficio trajo al pueblo, se levantó bajo la dirección de Cristóbal Cascante en 1890. La alta estructura de piedra termina con una imagen del Marqués mirando hacia el mar, como esperando paciente uno de sus barcos procedentes de América. Anteriormente venía acompañado por otras estatuas de mujeres, hoy desaparecidas, recordando sus viajes por Filipinas y las Antillas.
6. El Capricho de Gaudí
La Villa Quijano, conocida por el capricho por su exuberante apariencia, fue ideada como residencia de verano para el Marqués por Antonio Gaudí, y construida entre 1883 y 1885. De estilos neomudéjar y modernista, también se aprecian en su decoración diferentes influencias orientales, en especial japonesas. Prolifera el azulejo cerámico y su belleza ha pasado de mano en mano a lo largo de los años. Abandonada después de la Guerra Civil, fue comprada y convertida en restaurante en 1988, vendida nuevamente a empresarios japoneses en 1992 y finalmente transformada en museo, en el año 2009.
7. Portada Casa Moro
Otra de las obras de Gaudí (quien, curiosamente, nunca visitó Comillas) fue construida en 1900 con deshechos de piedra al estilo cubista. Sin embargo, el arquitecto catalán rehuye en esta obra de las aristas, redondeando sus esquinas. Tiene tres pasos: la entrada para coches que es el mayor de todos, el mediano para las personas y el tercero, el más pequeño, un pequeño hueco circular para permitir el paso de los pájaros. Es por esto que también recibe el bonito nombre de Puerta de los Pájaros.
8. Palacio de Sobrellano
Del arquitecto Joan Martorell, construido entre 1881 y 1888, este palacio de estilo neogótico y modernista contiene en su interior las estancias más delicadas de toda la localidad. La piedra está cuidadosamente tallada, al igual que las chimeneas y las vidrieras que dan al exterior. Especialmente llamativo es el Salón del Trono, alto y ampliamente decorado, lugar donde se encuentran cuatro lienzos que narran la vida del Marqués de Comillas. Cabe a destacar que el Marqués murió en enero de 1883, cuando el palacio llevaba solo dos años en construcción, y por tanto, nunca pudo verlo finalizado.
9. Capilla – Panteón del Palacio de Sobrellano
Fue el primer edificio modernista que se construyó en Comillas, entre 1880 y 1881, diseñado por el arquitecto Joan Martorell y los artistas Josep Limona y los hermanos Vallmitjana. Situado en los jardines del palacio, está enteramente hecha con piedra de sillería labrada, y especialmente característica es su fachada principal que termina en una torre alta y fina. Al igual que ocurre con el palacio, de su interior destaca el detalle de sus vidrieras. La belleza que supura, incluyendo algunos muebles que diseñó el propio Gaudí, la convierten en algo parecido a una catedral con el tamaño de una ermita.
10. Asilo Hospital de Comillas
Del arquitecto Cristóbal Cascante, se construyó entre 1880 y 1888 por orden de Claudio López y López, segundo Marqués de Comillas, para el cuidado de enfermos. Su estilo modernista sigue unas líneas parecidas al Palacio de Sobrellano, aunque su galería de madera conserva un estilo más montañés. Actualmente sigue en uso, dirigido por las Hijas de San José.
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