Elecciones generales

El plan de Pedro Sánchez: 167 «síes» con Podemos, PNV e IU

Los nacionalistas votarían a favor de la investidura del líder del PSOE a cambio del mantenimiento del Concierto vasco.. Los contactos comenzaron hace meses y se supeditan al acuerdo con Iglesias.

El líder del PSOE Pedro Sánchez, en una imagen de archivo junto al portavoz en el Congreso, Antonio Hernando, y el diputado del PNV Aitor Esteban
El líder del PSOE Pedro Sánchez, en una imagen de archivo junto al portavoz en el Congreso, Antonio Hernando, y el diputado del PNV Aitor Estebanlarazon

Los nacionalistas votarían a favor de la investidura del líder del PSOE a cambio del mantenimiento del Concierto vasco. Los contactos comenzaron hace meses y se supeditan al acuerdo con Iglesias.

Se cumple un mes desde que se celebraron las elecciones generales y el escenario político sigue sin despejar las incógnitas que acompañarán a la formación de Gobierno. El panorama de ingobernabilidad que arrojaron las urnas el 20-D plantea un reto de alianzas imposibles para llegar a La Moncloa, una empresa que asumirá Mariano Rajoy en primer lugar, aunque –ante su probable fracaso– la maquinaria del PSOE no cesa de funcionar en busca de la fórmula que haga a Pedro Sánchez presidente.

La endiablada aritmética parlamentaria que ha tenido en vilo a los socialistas desde la noche electoral ha sumado algo de certidumbre en los últimos días de la mano del PNV. Su líder, Iñigo Urkullu, abrió la puerta a facilitar el acceso al Gobierno del binomio formado por PSOE y Podemos, una opción que Sánchez intentará explorar a pesar de los recelos que despierta en el seno de su partido. Las fórmulas de entendimiento con los jeltzales, que «se abrirían» con un ejecutivo progresista, no se contemplan con el eventual pacto que pudieran alcanzar PP y Ciudadanos, pues fuentes nacionalistas entienden que la experiencia de gobierno de los populares nunca ha reportado beneficios para el País Vasco. «Una vez que el PSOE pudiera alcanzar un pacto con Podemos se abriría la posibilidad para otras formaciones políticas nacionalistas y, en este caso, también para el PNV. Pero lo primero que tiene que cerrar el PSOE, en su caso, es la fórmula con Podemos», destacó el lendakari vasco.

El último movimiento que realizó Sánchez, cediendo un sillón en la Mesa del Senado al PNV, es uno más de los gestos de complicidad que ha ido tejiendo el líder socialista en los últimos meses con los nacionalistas. Sin embargo, el futuro pacto de gobierno comenzó a gestarse hace tiempo. Tras las elecciones municipales y autonómicas, PSOE y PNV alcanzaron acuerdos de gobierno, formando coaliciones en las diputaciones de Vizcaya, Guipúzcoa y Álava y en los ayuntamientos de Bilbao y San Sebastián. Tras rubricar estas alianzas, Sánchez se reunió con el lendakari Urkullu en julio, un encuentro en el que le transmitió su intención de mantener en las condiciones actuales el Concierto vasco, el conjunto de reglas que rigen la relación económica del País Vasco con España, recogidas en la Constitución. A cambio, el PNV le garantizaría pleno apoyo en su futura investidura. Fuentes del entorno jeltzale calificaron aquella reunión como muy provechosa, ya que ambos líderes se entendieron «mejor que bien».

Las condiciones que los nacionalistas imponen para un eventual voto favorable al candidato socialista no difieren de las trasladadas entonces. Esperan contar con un Ejecutivo en Madrid que garantice el blindaje al Concierto vasco, que esté abierto a revisar el reparto de competencias entre Euskadi y el Estado y que profundice en el autogobierno, así como un eventual reconocimiento de la realidad nacional vasca. Este aspecto podría lograrse a través de la reforma de la Constitución que propone el PSOE, pero fuentes nacionalistas lo descartan porque son conscientes de que, a pesar de las intenciones, los socialistas no cuentan con la mayoría cualificada de dos tercios necesaria en el Congreso para sacar adelante la iniciativa.

El apoyo clave del PNV para que Sánchez sea presidente está muy avanzado, aunque a través de «contactos exploratorios» que esperan puedan cerrarse en las próximas semanas, una vez que Rajoy fracase en su intento de formar gobierno y el PSOE se granjee el apoyo de Podemos. Un aval que parece más cercano, después de la decisión de los de Iglesias de renunciar a presentar cuatro grupos en el Congreso, lo que hasta ahora habían establecido como condición indispensable para poder alcanzar cualquier entendimiento. No obstante, los socialistas todavía tienen que conseguir que la formación morada renuncie a la defensa del referéndum de autodeterminación, que viciaría cualquier acuerdo e impide, a priori, a Sánchez sentarse a negociar. Su principal baza es promover una agenda de regeneración y de reformas sociales y económicas que anteponga el Estado del Bienestar sobre las banderas territoriales e ideológicas.

Por su parte, el PSOE no renuncia a la vía de Ciudadanos, aunque esta apuesta no es vista con buenos ojos por los nacionalistas, que no les consideran proclives a aumentar el autogobierno vasco. Rivera declaró ayer ver más cerca a Sánchez de La Moncloa que a Rajoy por su inacción, aunque no apoyará ningún gobierno del que forme parte Podemos. Con el «no» del PP y de Ciudadanos, el líder socialista se ha procurado la abstención de los independentistas de Democracia y Libertad (DiL) y ERC, que podrían decantar la elección en caso de votar en sentido negativo, gracias al préstamo de cuatro diputados en el Senado para que puedan tener voz.