Pedro Sánchez

Ximo Puig planea remodelar el Govern para fulminar a la «pedrista» Montón

El movimiento debe contar con el aval de Mònica Oltra y su socio en las Cortes, Podemos.

El president de la Generalitat, Ximo Puig, y los presidentes de las diputaciones de Valencia, Jorge Rodríguez, y Castellón, Javier Moliner, ayer
El president de la Generalitat, Ximo Puig, y los presidentes de las diputaciones de Valencia, Jorge Rodríguez, y Castellón, Javier Moliner, ayerlarazon

El movimiento debe contar con el aval de Mònica Oltra y su socio en las Cortes, Podemos.

El presidente de la Generalitat valenciana, Ximo Puig, está deshojando la margarita que puede acabar en una crisis de gobierno en la comunidad. De momento, de forma oficial se niega la mayor. «No en absoluto», dicen en el Gobierno, preguntados por LA RAZÓN. En el Ejecutivo del Botànic, los consejeros de un partido tienen como segundo de a bordo a un miembro del otro partido de la coalición, lo que añade unos cuantos puntos de complejidad a cualquier movimiento, teniendo en cuenta que, además de la opinión de Ximo Puig –Partido Socialista– y de Mònica Oltra –Compromís–, también debe opinar el socio necesario en las Cortes Valencianas, Antonio Montiel –Podemos–. Sobre la mesa, tres consejerías concentran todos los números de los cambios que puede realizar el presidente Puig. Sanidad, dirigida por Carmen Montón –PSOE–, Agricultura, bajo la dirección de Elena Cebrián –Independiente–, y Economía, presidida por Rafael Climent –Compromís–. A pesar de los desmentidos oficiales, en círculos políticos valencianos se da por hecho esta remodelación a falta del pacto definitivo entre Puig y Oltra.

Las relaciones entre Carmen Montón y el presidente valenciano han empeorado en los últimos meses. Sobre todo, tras el Comité Federal del PSOE del pasado 1 de octubre. Montón, miembro de la ejecutiva de Pedro Sánchez, se negó a dimitir y dio su apoyo al ex secretario del PSOE, enfrentado con Puig. El presidente valenciano sólo logró que Montón mantuviera un perfil bajo, pero no que abandonara su cargo. Desde entonces las relaciones son «frías» a juicio de las personas de su entorno. Sirva como ejemplo que, en un desayuno informativo en Madrid en el que coincidieron Montón y Puig, la consellera de Sanidad saludó a Puig con un escueto y gélido: «Hola, presidente». El pasado sábado también coincidieron en una visita a la comarca de Requena, golpeada por las nevadas. La razón de que estuvieran juntos fue que Puig la llamó para que le acompañara.

La discordia entre ambos viene de lejos. En las fallas del año pasado, Sánchez dio plantón a Ximo Puig y prefirió celebrarlas con José Luis Ábalos, el secretario general de Valencia y el más alto apoyo orgánico que tiene hoy Pedro Sánchez, y la consellera, Carmen Montón. Corrían malos tiempos en esos momentos porque Puig había planteado un acuerdo con Podemos en las elecciones al Senado, que Sánchez rechazó de forma contundente. Lo hizo con el apoyo nada disimulado de Montón. No se descubre nada nuevo que Montón es una pieza clave del grupo crítico que actúa sin tapujos contra Puig y en el que se encuentran, además de Ábalos, destacados miembros del PSPV como los alcaldes de Xàtiva, Paterna, Quart y Mislata, así como el portavoz en las Cortes, Manolo Mata. Pero esto, a su vez, ha permitido que Montón mantenga hasta ahora su puesto para que su cese no genere suspicacias ni se lea en clave interna.

Todos estos elementos son tenidos en cuenta por Puig a la hora de plantear un cambio en la conselleria de Sanidad. No sólo debe tener en cuenta la opinión de su vicepresidenta, Mònica Oltra, sino que debe valorar la incidencia que puede tener en el seno de su propio partido.