Iñaki Zaragüeta

Designación singular

La crueldad, lejos de ser un vicio, es el primer sentimiento que imprime en nosotros la naturaleza. La frase no es mía. Tampoco del presidente nacional del PP, pero podría serlo si analizamos el modo de conducirse en el nombramiento de algunos candidatos a las presidencias Autonómicas. La frase es de un militar, escritor y, para algunos, incluso filósofo. Un francés de lo más censurado: el marqués de Sade.

Lo cierto es que muy pocos en el PP –no conozco a ninguno–, han debido comprender la exhibición de poder demostrada por Mariano Rajoy al designar con cuenta gotas los cabezas de lista en diferentes Comunidades, menos aún algunos como Valencia. ¿Por qué cuando apuntó públicamente su dedo hacia José Antonio Monago, Luisa Fernanda Rudí o María Dolores Cospedal no hizo lo propio con el valenciano Alberto Fabra? ¿Por qué no adelantó la de este último o retrasó la de aquéllos? ¡Qué decir de la Comunidad de Madrid! La decisión de ayer podía haberse tomado tiempo antes. Tanto para la baja de Ignacio González como para el alta de Cristina Cifuentes y Esperanza Aguirre. Cito precisamente los dos grandes graneros de votos populares. Lo dicho, podía haberlas adelantado o retrasado todas a la vez. Como dice el refranero popular, «para este camino no hacían falta semejantes alforjas».

Eso sí, Génova cuenta con la lealtad y la fidelidad tanto de los que creen en el proyecto como de los que aspiran a vivir de él. Me viene a la memoria Gandhi: «Lo más atroz de las cosas malas de la gente mala es el silencio de la gente buena». ¡Ojo! Líbreme Dios de decir que Génova es mala gente, pero me ha venido a la memoria. Así es la vida.