Escrito en la pared

La CRUE camino de Gaza

Lo que sobrevuela en ese tan matizado comunicado es la idea de que, en Gaza, se está procediendo a un genocidio –tal como sostienen los campistas– del que Israel sería culpable

Que los rectores de las universidades han estado desde hace mucho tiempo más preocupados por el poder –o sea, su poder burocrático– que por la ciencia y su papel en la discusión racional de los problemas contemporáneos, ya lo sabíamos. Y sabíamos también que, cada vez que se plantea una situación conflictiva, tratan de escurrir el bulto dando la razón a todos –que es lo mismo que a nadie– para no mojarse. Lo acabamos de ver en ese comunicado de su Conferencia, la CRUE, en el que peroran sobre «la situación en la Franja de Gaza», haciendo suyo «el sentir de nuestros campus y la reivindicación que desde ellos se está extendiendo», con la finalidad de que esas minorías de estudiantes que han acampado delante de sus oficinas para denunciar el «genocidio palestino», no se les salgan de madre.

Su comunicado es un ejercicio de aparente neutralidad. Piden el cese de las operaciones militares de Israel a la vez que el de las acciones terroristas de Hamás –incluyendo la liberación de sus rehenes–, como si estas últimas no hubiesen sido las desencadenantes de la guerra. Además, se entretienen en exigir a Israel el respeto al derecho internacional, pero no extienden esta misma reclamación a las organizaciones terroristas, tal vez porque, dando muestras de ignorancia, no consideran que éstas están obligadas por ese mismo ordenamiento. Más aún, amenazan con romper sus relaciones con las instituciones académicas «israelíes que no hayan expresado un firme compromiso con la paz y el cumplimiento del derecho internacional humanitario», pero no reservan igual trato para las palestinas, a las que ofrecen sin condiciones «ampliar nuestros programas de cooperación, voluntariado y atención a la población refugiada». Y cierran su papelito aludiendo al «antisemitismo (y la) islamofobia» como si ambas actitudes –y no sólo la primera– estuviesen invadiendo los aludidos campamentos estudiantiles.

Lo que sobrevuela en ese tan matizado comunicado es la idea de que, en Gaza, se está procediendo a un genocidio –tal como sostienen los campistas– del que Israel sería culpable. Los rectores le dan pábulo en vez de suscitar un debate racional sobre ella con los instrumentos académicos disponibles. Eluden así el que debiera ser su papel dentro de la institución universitaria.

Mikel Buesaes catedrático Emérito de la UCM