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El jurado popular considera a “El Chicle” culpable de la agresión sexual y asesinato de Diana Quer, lo que le conduce la prisión permanente revisable
José Enrique Abuín realizó a su víctima “actos de contenido sexual que no se han podido determinar teniéndola sometida con bridas y cintas adhesivas”
Los nueve miembros del jurado popular encargados de juzgar el crimen de Diana Quer consideran a José Enrique Abuín Gey, alias “el Chicle” culpable de los delitos de detención ilegal, agresión sexual y asesinato con alevosía, lo que le llevaría a la prisión permanente revisable, a la espera de que el magistrado de la Audiencia Provincial de La Coruña, Ángel Pantín, redacte ahora la sentencia.
La clave de la complicada deliberación ha estado en una de las preguntas formuladas. Según el análisis de los forenses, no era fácil probar lo que Abuín hizo exactamente con Diana en aquella nave de Asados pero, teniendo en cuenta que se trataba de un crimen con móvil sexual, el jurado sí considera probado que allí, “teniendo sometida a la víctima mediante el uso de la fuerza física y sujeta con bridas y cintas adhesivas, la desnudó y realizó con ella actos de contenido sexual que no se han podido determinar”. Es decir, no consideran probada la violación (no se sabe si hubo penetración) pero sí actos sexuales indeterminados de forma violenta; es decir, una agresión sexual, lo que supone la prisión permanente revisable ya que, después de aquello, se produjo un asesinato, para ocultar el delito de violación, según el jurado.
Los integrantes del jurado, que llevaban deliberando aislados cuatro días, cuando les fueron entregadas las 27 de preguntas objeto del veredicto (finalmente han sido 26), analizaron todas las pruebas periciales y testificales en el salón de bodas de los juzgados de Santiago desde el pasado 11 de noviembre y finalmente han avalado la tesis de la Fiscalía y la acusación particular, que pedían la pena máxima, para alegría de la familia Quer, que al fin ha visto cómo se hacía justicia después de tanto tiempo de sufrimiento.
Los nueve componentes consideran probado que, hacia las 2:40 horas del día 22 de agosto de 2016, José Enrique Abuín Gey se hallaba en A Pobra do Caramiñal (lugar de veraneo también de la familia Quer) y vio a Diana regresando a casa en las proximidades de la intersección que hay entre paseo Areal (o paseo Marlés) y la rúa Venecia, donde estaban aparcados las camionetas donde pernoctaban los feriantes que esos días habían instalado atracciones con motivo de las fiestas del pueblo. El jurado no ha creído la versión de “El Chicle”, que dijo que se la encontró de forma “sorpresiva” después de robar gasoil a estos vehículos, sino que cree que abordó a Diana a propósito y le dio un golpe con un objeto en la zona cervical, que la aturdió. Por la fuerza, le arrebató el móvil y la introdujo en el maletero del Alfa Romeo matrícula terminada en DYN en el que había llegado hasta el lugar y la inmovilizó con bridas y cinta adhesiva que portaba en el vehículo. La transportó hasta la nave de Rianxo, donde llegaron sobre las 3:10 horas y donde ella siguió privada de libertad. Durante el trayecto, arrojó el móvil de Diana por el puente de Taragoña.
También consideran probado que “EL Chicle”, después de desnudar por la fuerza a Diana y de “realizar actos de contenido sexual que no se han podido determinar” en la nave, “le situó una brida plástica de más de 40 centímetros de longitud en el cuello y la apretó fuertemente, lo que produjo la muerte de la víctima por estrangulamiento , con fractura perimortal del asta mayor del hueso hioides. Tras ello, arrojó el cuerpo desnudo de Diana a un pozo lleno de agua dulce en al citada nave industrial , donde también tiró el bolso con objetos personales”. Tras cerrar el pozo con su tapa, “abandonó el lugar no antes de las 4:09 horas y, con posterioridad, limpió el vehículo y se deshizo de la ropa de Diana”.
El cuerpo, “por la razón que fuera” quedó emergido en la superficie del pozo y “en un día no determinado, posterior al menos en 20 días a la noche del suceso, el acusado volvió al lugar y lastró el cuerpo con bloques de adobe unidos por cables”.
El jurado cree que cuando Abuín acabó con la vida de Diana “ésta no tenía ninguna posibilidad de defensa, al encontrarse en un lugar desconocido para ella donde nadie podía prestarle ayuda al encontrarse abandonado y separado de otras viviendas; al tener mucha mayor fuerza física que el acusado y al haberla sujetado éste con bridas y cintas adhesivas”.
También consideran que el acusado, cuando se encontraba detenido, “reconoció por propia voluntad el 31 de diciembre de 2017 haber causado la muerte de la víctima y la ubicación del cuerpo”, así como que fue él quien “condujo a los investigadores al lugar donde se hallaba, lo que favoreció de forma relevante el esclarecimiento de los hechos”.
Tras la lectura del veredicto, el juez Ángel Pantín, agradeció el “enorme esfuerzo” realizado por los miembros del jurado y a los profesionales (fiscal y letrados de la acusación y la defensa), que ha permitido que el proceso se haya celebrado sin incidencias “en una situación de complejidad”.
Los padres de Diana Quer han celebrado la lectura de este veredicto, duro para el acusado, con diferentes ánimos. La madre de la víctima, Diana López Pinel se mostraba cautelosa desde su casa de A Pobra do Caramiñal y no quería celebrar nada “hasta esperar a que salga la sentencia”. “Ya me he llevado tantas decepciones con esto, que no quiero”, ha explicado a este diario.
Juan Carlos Quer, por su parte, ha explicado a la salida del juzgado que está muy “satisfecho”. “No le deseo nada más que pague a la sociedad el daño tan brutal que ha generado. Y que pague el daño que le ha hecho a la hermana de Diana y a su madre”.
Los profesionales que estuvieron presentes durante el levantamiento del cadáver de la joven madrileña aquel 31 de diciembre de 2017 tras la confesión de Abuín y que posteriormente le practicaron la autopsia no apreciaron signos de agresión sexual porque prácticamente solo pusieron analizar los tejidos internos ya que el cuerpo se había saponificado (las partes grasas se convierten casi en jabón) y no había epidermis. No quedaba rastro, por ejemplo, del tatuaje de “Courage” que llevaba Diana bajo la piel y cualquier posible señal de forcejeo la eliminó el agua y el propio proceso de descomposición del cadáver con el paso del tiempo. El equipo liderado por Fernando Serrulla sí explicó, no obstante, que el hecho de que algunas partes de deterioren antes puede ser por la existencia previa de lesiones. Es decir, el hecho de que el cuello de la joven o sus muñecas se desprendieran prácticamente solo con tocarlo, indicaría que esas partes se corrompieron antes porque habría heridas previas. Encajaría con la teoría de que Diana fue maniatada (de ahí que sus muñecas se deterioraran antes) y fue estrangulada con una brida (ocurrió lo mismo con su cuello).
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