Guadalupe

El 12 de diciembre de 1531, se produjo la última aparición de la Virgen de Guadalupe al indio hoy san Juan Diego, en el cerrito Tepeyac. Esta fecha marca un punto de inflexión en la historia del Nuevo Mundo descubierto en 1492, y ha unido indisolublemente al mundo hispánico por dos motivos fundamentales: Primero, por la evangelización y el mestizaje. Diez años después de la llegada de Hernán Cortes al puerto de la Veracruz, apenas se producían cruces entre las dos razas, y la evangelización avanzaba con gran dificultad.

La Guadalupana se manifestó con rasgos indígenas, y esto cambió drásticamente la situación. Los millones de matrimonios y bautizos mestizos durante la década siguiente, así lo atestiguan. En segundo lugar, por la dimensión para nuestro mundo cientifista del sorprendente milagro de la tilma, que interpela a la Ciencia por sus extraordinarias características. Entre ellas, su tejido de magüey ha resistido inexplicablemente los 488 años transcurridos, sometido a todo tipo de incidencias, incluidos atentados con explosivos. Sus colorantes son de origen desconocido; las estrellas del manto reflejan el preciso estado del firmamento en el mismo día y hora de la aparición, la mañana del solsticio de invierno. Las pupilas de la imagen se dilatan y, siguiendo las leyes de la Óptica, se observan las figuras de las 12 personas presentes en el momento del suceso, como atestiguan los más avanzados medios de tecnología digital. La Guadalupana, un signo para este tiempo.