América Latina
Costa Rica y Uruguay recuperan su confianza periodística
América Latina enfrenta constantemente campañas de descrédito contra la prensa, situación que comienza a cambiar en estas sociedades
París, 21 abr (EFE). Costa Rica y Uruguay fueron los dos únicos países que escaparon al deterioro generalizado de la libertad de prensa en 2019 en Latinoamérica, en un año marcado por las revueltas populares que incidieron negativamente en el trabajo periodístico, según el informe anual de Reporteros Sin Fronteras (RSF). La clasificación de la ONG sobre la libertad de prensa en el mundo, publicada este martes, mantiene a Cuba como el peor país de la región latinoamericana, seguido de Honduras y Venezuela, mientras que México sigue siendo el lugar más peligroso para los periodistas.
Cuando la libertad de prensa entra en una década decisiva, marcada por las múltiples amenazas del trabajo periodístico, a las que se ha sumado la crisis del coronavirus, América Latina ha visto la situación deteriorarse y a sus reporteros sufrir crecientes presiones, violencia e intimidación. “En la mayoría de países de la región se han emprendido grandes campañas de descrédito contra la prensa”, con la inestabilidad política y social como vector de agravamiento, recalca la organización.
COSTA RICA EN EL PUESTO 7
De ese deterioro escapan Costa Rica, que en ese listado que analiza 180 países asciende tres puestos, hasta el séptimo, y Uruguay, que se mantiene en el 19. Haití, sin embargo, registra la mayor caída mundial, de 21 posiciones, hasta la 83, ante los repetidos ataques que sufren los periodistas que denuncian la corrupción del gobierno de Jovenel Moïse.
REVUELTAS POPULARES
El fenómeno del año han sido las revueltas populares en numerosos países, que han venido acompañadas de dificultades para el trabajo periodístico. Fue el caso de Ecuador, donde “aumentaron las agresiones a periodistas haciendo el trabajo informativo casi imposible” tras las manifestaciones contra el presidente del país, Lenín Moreno, o Chile, que perdió cinco puestos en la clasificación, hasta el 51, tras los ocho que cayó en la anterior edición.
Un fenómeno similar tuvo lugar en Bolivia durante las protestas que estallaron tras los comicios presidenciales de noviembre, o en Argentina, que perdió siete plazas, hasta la 64, por la violencia policial y las agresiones a periodistas en las manifestaciones durante las elecciones de diciembre.
CLIMA DE ODIO EN BRASIL
Capítulo aparte merece Brasil, que prosigue la caída iniciada tras la llegada al poder de Jair Bolsonaro, que sigue “insultando y humillando” a periodistas y medios, y “fomentando un clima de odio y desconfianza hacia la prensa”. En Venezuela, denuncia RSF, “el autoritarismo del presidente, Nicolás Maduro, no cede y la represión contra la prensa independiente se ha vuelto cotidiana y multifacética”, mientras que la prensa independiente de Nicaragua está “asfixiada” por el régimen de Daniel Ortega, que ha orquestado una penuria de materias primas que ha hecho desaparecer a los diarios impresos. México es un buen reflejo de la situación en la región mesoamericana, que incluye a Centroamérica, donde “la colusión entre políticos corruptos y autoridades con el crimen organizado supera el ámbito político y amenaza gravemente la seguridad” de periodistas y medios.
SECUESTROS EN COLOMBIA
En Colombia, la organización denunció un recrudecimiento de las agresiones, amenazas de muerte y secuestros de periodistas desde que en agosto de 2018 llegó a la presidencia Iván Duque. RSF aseguró que, en la mayor parte de esos países, el acoso al trabajo periodístico se traslada también a internet, tanto mediante campañas orquestadas por simpatizantes de líderes autoritarios como por métodos de censura en línea.
Cuba, único país del continente americano que está en la llamada “zona negra”, donde la situación es considerada “crítica”, perdió dos plazas, hasta la 171, porque su gobierno, ahora dirigido por Miguel Díaz-Canel, “sigue monopolizando casi toda la información” y en 2019 aumentaron los arrestos de periodistas molestos con el Ejecutivo. RSF elabora desde 2013 este listado, encabezado de nuevo en esta edición por los países nórdicos de Europa y cerrado por Corea del Norte, que sustituye a Turkmenistán, ambos en el vagón de cola de una “zona negra” que incluye, entre otros, a China, Eritrea, Guinea Ecuatorial o Egipto.
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